Las dos noticias que el Gobierno esperaba la pasada semana como agua de mayo para aliviar la presión sobre su deteriorada imagen derivaron en frustración: ni el Banco Central Europeo (BCE) reforzará la compra de bonos españoles ni la FIFA eligió a España y Portugal para el Mundial de Fútbol de 2018. Aunque no sean cuestiones comparables, la suma de ambas era un balón de oxígeno para la alicaída moral del país y, sobre todo, reparaba la figura del ministro de Deportes, o sea, de Zapatero. Menuda semanita. Esto pasaba el día 2, tal vez por eso el día 3 aparecieron los decretos y la salvaje huelga de los controladores, alguna cabeza mal pensante ha dicho que estaba calculado. No obstante, no hay mal que por bien no venga. A falta de pan y de futbol tenemos decreto de “estado de alarma” y distraída la atención. Lástima que haya afectado a tantos ciudadanos.