EL REY Y SANZ Ya dije hace poco en otro artículo, cuando lo tachaban de peligroso antiandaluz, que don Miguel Sanz debería dar gracias a Dios todos los días por los críticos que tiene. ¿Cuál es el último pecado de Sanz? Pues resulta que el presidente ha dicho que la Corona “está plenamente comprometida con el régimen foral de Navarra y en ningún caso acepta ni aceptaría ninguna veleidad que lo pueda poner en duda”. Indignación, estruendo, algarabía incluso con su propio socio, que se estremece ante tales palabras. ¿Pero piensan alguna vez los críticos de Sanz lo que dicen antes de empezar a criticarlo? Yo pienso que no. La prueba es que, para poner en ridículo a los críticos de Sanz, basta con imaginar cómo hubiera quedado la frase de Sanz si hubiera dicho lo contrario de lo que dice; es decir, ¿qué hubiera pasado si Sanz hubiera dicho que “la Corona no tiene el más mínimo compromiso con el régimen foral de Navarra y aceptaría cualquier veleidad que lo pusiera en duda”? ¿Así les hubiera gustado más a los críticos de Sanz? ¿Ese es el discurso que tendría que haber pronunciado? ¿O debería haber añadido además que al Rey “le importa un bledo” Navarra? Pues dicho así, eso sí que a mí me hubiera parecido una irresponsabilidad y un ataque en toda línea contra la monarquía. De peligroso antiandaluz, a peligroso republicano. Lo que no sabemos en esta historia es ni lo que piensa realmente el Rey (valga la redundancia) ni si los críticos de Sanz pretenden atacar a Sanz o a la monarquía; lo primero porque el Rey calla, lo segundo porque a los críticos de Sanz no suele haber quien les entienda. Adolfo Pérez – Jacoiste