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La noticia de que la Agencia Tributaria tiene previsto recurrir al Tribunal Supremo el fallo de la Junta Arbitral del Convenio Económico sobre el IVA de Volkswagen ha servido para que se hayan podido oír afirmaciones tales como que se ha producido “un ataque al autogobierno”, que “el Estado ha dejado de tomar en serio a Navarra”, que “se está atentando contra el Fuero” o que estamos ante una actuación “inaceptable, desleal y torpe”. Ese anuncio de la Agencia Tributaria se ha unido, en un totum revolutum, a los recursos que el Estado ha interpuesto contra leyes forales ante el Tribunal Constitucional y por eso al Parlamento de Navarra le ha faltado tiempo para exigir no sólo la retirada del recurso ante el Supremo sino, también, que el Estado deje de recurrir a los tribunales cada vez que tenga alguna discrepancia con la Comunidad Foral. Es decir, el Parlamento utiliza una doble vara de medir pues si es él el que discrepa de una ley estatal, como sucedió en marzo con la Ley de Reforma Local, no hay inconveniente para que interponga un recurso al Constitucional pero si él legisla de manera “irresponsable”, como reconoció el Gobierno de Navarra el 23 de julio pasado, o lo hace “sabiendo que ha aprobado leyes que el Constitucional va a anular”, como confesó en estas páginas el presidente electo del TSJN, y el Estado osa recurrir lo que él aprueba se produce “un ataque al autogobierno”.
Cuando se habla del IVA de Volkswagen conviene centrar el tema y saber que se trata de una práctica que se inició en el año 1994, momento en el que la planta de Landaben empezó a vender sus coches a una filial de Volkswagen con sede en Barcelona –VAESA- al tiempo que pagaba el IVA a la Hacienda Foral. Después, era VAESA la que exportaba alrededor del 90% de esos automóviles y el IVA repercutido no salía de las arcas forales sino que se lo abonaba la Agencia Tributaria del Estado. Como se ve, el negocio era redondo ya que hasta el año 2011, en la etapa de Zapatero, en que se descubrió el “pastel”, Navarra estuvo ingresando indebidamente unos 400 millones de euros al año, el 10% de su Presupuesto, y, a lo largo de los años ingresó más de 6.800 millones de euros en perjuicio de la Hacienda del Estado.
Como ha señalado el ministro Montoro, el Gobierno de Rajoy se encontró con este expediente que, como él ha dicho, procedía de “la famosa herencia” y en todo momento ha mostrado su voluntad de entendimiento con Navarra, que es lo que permitió que se pudiera pactar, en el marco del Convenio Económico, que en vez de los 400 o 500 millones al año que Navarra tendría que abonar en función del número de coches exportados, solo pagara 25 millones anuales en 2012, 2013 y 2014.
Es cierto que con relación a las cantidades correspondientes a los ejercicios no prescritos (años 2007 a 2011), la Agencia Tributaria reclama a Navarra 1.513 millones, como también lo es que la Junta Arbitral del Convenio Económico, órgano al que corresponde dirimir los conflictos que surgen en la relación fiscal entre Navarra y el Estado, rechazó esa reclamación el pasado mes de julio por dos votos a favor (el de los vocales designados por Navarra José Antonio Asiáin Ayala y Eugenio Simón Acosta) y uno en contra (el de su presidente Antonio Cayón). Ahora bien, como se advirtió al término de esa reunión, esa decisión de la Junta Arbitral podía ser recurrida por el Estado ante el Tribunal Supremo y, como razonó entonces el Sr. Cayón, el asunto debería ser tratado en la Comisión Coordinadora del Convenio.
El próximo día 30 se va a reunir esa Comisión Coordinadora y será en su seno, como ha dicho el ministro Montoro, donde se debata y se trate de llegar a un acuerdo entre Navarra y el Estado. Otra cosa es que como los plazos corren, la Agencia Tributaria ha tenido que anunciar que va a interponer el recurso ante el Supremo para, en palabras del ministro, “no dejar muerta la vía judicial” pero esto, como ha señalado el propio Montoro, “no es óbice para que haya un entendimiento, como lo ha habido durante toda la legislatura” entre el Gobierno de Rajoy y el de Navarra, porque “no hay ningún tipo de apremio ni de imputación a la Hacienda Foral” y no hay ningún “motivo de tensión adicional” sobre las cuentas de Navarra, que está cumpliendo sus objetivos presupuestarios, como también ha reconocido el ministro de Hacienda.
Si los hechos son estos, me pregunto: ¿a qué viene tanto revuelo? Me da la impresión de que algunos están sobreactuando. Unos, desde el Gobierno de Navarra, están aplicando la técnica del calamar para ocultar sus propias carencias y, otros, desde la oposición, están utilizando la estrategia esa de a río revuelto … ganancia de socialistas y abertzales.
José Ignacio Palacios Zuasti
Senador por Navarra (PP)
2 respuestas
Como siempre, el que mejor se explica.
¡Qué placer leerle!
Pues dígamelo Usted, Sr. Palacios, porque las fotos de galería de su partido también han sacado tajada del asunto. Y a mi me da la impresión de que aquí todo el mundo utiliza a Navarra ahora, y la realidad es que pocos entienden y defienden a Navarra. Serán cosas estratégicas de campaña electoral, porque luego en la realidad de la legislatura, nada de nada.
Así que forever Navarra.