La cantinela socialista de mayo de 2007 de que Navarra no estaba en venta –aún no sabemos si sólo era un leasing- se ha reprochado de modo reiterado por el PSN-PSOE al Gobierno Foral que salió de las urnas. Posiblemente la renuncia socialista de 2007 formaba parte de la estrategia electoral de 2008 –tontos no son, otra cosa es lo de gobernar para todos-. Si los sondeos están hoy ajustados, cómo hubieran estado en otra tesitura. Lo cierto es que seguramente Navarra no estaba en venta, porque entre otros motivos (de elevado coste y no menos valor) Navarra no podía venderse así como así, y menos desde Navarra. Habría que plantearlo de otro modo y desde otro estamento político. De hecho es éste, o sea ZP, el que no ha dejado de sacar pecho por no haber cedido, calculadamente, a las presiones nacionalistas. En todo caso, lo que el pasado verano quedó patente es que el destino de Navarra se podía, actuando sin escrúpulos, llegar a ventilar en Madrid. Triste realidad que pueden confirmar los Puras y Chivite, la Sra. Barkos o el Sr. Blanco, quien desde Ferraz llamó a Miguel Sanz para perdonarnos la vida…si nos portábamos bien.
Por eso, recordando ahora el otro estribillo de los socialistas de “Navarra será lo que quieran los navarros”, conviene tener claro antes del 9-M qué queremos que sea, no nos lo vayan a querer interpretar en alguna clave extraña y con pocos escrúpulos.