Quizás sea esta la cuaresma más profunda e intensa en años para muchos de nosotros. Precisamente cuando la fuente de la eterna juventud y el grial de la inmortalidad parecían estar de nuestra mano.
Últimamente ,los congresos científico-médicos internacionales no discutían cosas banales como curar tal o cual malaria – eran asuntos menores y superados- .
El gran debate era si íbamos a poder vivir 200 años o quizá para siempre. La era CIBORGS había sido formulada , no como algo asequible para la mayoría, pero sí como teoría posible.
Tras décadas ignorando la muerte en la vieja Europa, justificando cada finado según nuestra razón, siendo los reyes y señores de la historia , creíamos haber controlado la última variable: la hermana muerte como la llamó el Seráfico.
Vivir para siempre en este mundo , creyéndonos dioses del bien y del mal ,con una muerte encasillada a nuestras normas y leyes , controlada y limitada . Y ahora llega la muerte , tan diaria , tan presente y tan cercana, fogonazo atómico en la Europa apóstata . Y vienen a nuestra mente sonidos agostados como «estar de paso , ser criaturas ,no somos nada» o » Memento, homo, quia pulvis es et in pulverem reverteris» del génesis.
Pero todo eso nos llevaría al desconsuelo , la tristeza y la amargura, a aferrarnos a lo material , a la angustia del miedo , pánico de un virus que se acerca como una sombra en la noche, horror de quien tiene poder sobre nuestra alma y destino.
Y sin embargo no es así. Los cristianos recordamos hoy Viernes Santo , a quien sí que ha vencido a la muerte. Sabemos que no hay pasión sin resurrección ,ni dolor sin esperanza.
Cristo ha vencido a la muerte para siempre. Por eso un virus podrá matar el cuerpo , pero no tocará nuestra alma .
Por eso los cristianos no podemos vivir la pandemia desde el miedo , ni la tristeza , ni la desesperanza.
Debemos ser sal, sonrisa, ánimo y consuelo , moral de victoria y sincera alegría , solo quien es el Señor de la historia , de la vida y de la muerte sabe el día y la hora en esta vida.
Suya es la gloria .
¡Dios es nuestro aliado , no del virus!
Un comentario
Sencillo pero recordando lo de siempre , muy oportuno. Mañana Pascua