Según publicaba hace unos días isanidad.com, citando los datos del informe ‘Sanidad privada, aportando valor 2020’, elaborado anualmente por la Fundación IDIS, Navarra ha registró un incremento anual del 11,6% en el número de asegurados. Desde luego se trata de una cifra significativa, pero mucho más aún lo es observar el acumulado de esa evolución del número de seguros privados en Navarra en los últimos años. Desde el año 2015 hasta el 2020 el número de navarros con un seguro sanitario privado ha crecido un 55%.
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El dato resulta de lo más revelador porque este espectacular incremento se produce estando en el gobierno quienes aseguraban que iban a potenciar de manera nunca vista la sanidad pública. Por el contrario, parece que la sanidad pública ha perdido atractivo estos años, o lo ha ganado la privada, pero en cualquier caso se ha producido -por algo será- una especie de estampida ciudadana hacia la sanidad privada. Si no hubiera gobernado la izquierda en todos esos años, a la vista de los datos casi podría concluirse que los partidos en el poder han estado gobernando para desmantelar la sanidad pública y beneficiar a la sanidad privada. Por suerte para los gobiernos de progreso, casi nunca se les juzga por sus resultados.
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Por lo demás, el informe sobre la sanidad privada en España muestra que el sector privado lleva a cabo el 30,5% de las intervenciones quirúrgicas, registra el 23,5% de las altas y atiende el 24,5% de las urgencias, contando con 458 hospitales y una dotación de 51.212 camas.
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8,7 millones de personas tienen un seguro privado complementario en España, lo que conlleva un ahorro mínimo de 4.949 millones de euros para el sistema público. Toda la gente atendida por la sanidad privada es gente que no tiene que atender el sistema público, con el consiguiente ahorro de costes. Toda esa gente, sin embargo, al margen de que tenga un seguro privado paga impuestos para financiar el sistema público. A decir verdad, si el 99% de los españoles llegaran a tener voluntariamente un seguro médico privado se produciría algo así como la privatización del sistema sanitario por la vía de los hechos. Desde luego un escenario de este tipo implicaría que los españoles tuvieran la capacidad económica y la libertad de contratar un seguro privado. Y naturalmente que hacer tal cosa tuviera sentido porque percibieran la sanidad privada como superior a la pública.
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También se señala en el informe que la tecnología de última generación es un aspecto clave para el sector sanitario privado; está en posesión del 53% de los equipos de RM, el 49% de los PET y el 36% de los TAC, como señala el documento.
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