La inmigración es un fenómeno complejo. Sin duda no es por lo maravillosa que es la vida en el lugar de donde vienen por lo que vienen aquí los inmigrantes. Al menos todas esas masas de inmigrantes que llegan irregularmente, sin dinero, sin trabajo, sin formación. A nadie se le escapa por tanto que solucionar el problema de la inmigración es un asunto complejo. Lo ideal sería arreglar el problema en origen, pero eso es tanto como pretender arreglar el mundo para frenar las fugas y estampidas de población. Obviamente no vamos a arreglar el mundo en una semana y hay una buena parte del mundo, además, que no se quiere dejar arreglar. Nos enfrentamos por tanto a un asunto grave, difícil de resolver y que además es delicado porque presenta una vertiente humanitaria que tampoco se puede dejar de tener en consideración. Otra cosa, sin embargo, es pretender negar la naturaleza de problema del fenómeno, asumiendo por el contrario que es un especie de bendición.
Hay quien por ejemplo presenta el problema de la inmigración como el de una barca en un naufragio. Si un barco se hunde, ¿están obligados los que están en un bote a recoger por humanidad a todos los naúfragos? Si se trata de recoger a uno o dos naúfragos no hay problema con ser solidario, ¿pero qué pasa si el bote sólo puede soportar el peso de 30 personas y tenemos 100 naúfragos? Si no ponemos un tope, en vez de salvar a 30 mataremos a 100. La solidaridad infinita llevaría al bote al hundimiento. La solidaridad absoluta sería peor que el egoísmo absoluto. ¿Pueden soportar las sociedades occidentales una inmigración ilimitada sin colapsar o generar todo tipo de problemas? Todo ello por no mencionar al delincuente de importación, que en realidad si no enfrentáramos un negacionismo suicida sería el caso de más fácil solución.
🇳🇱 El estudio que desvela el impacto real de los inmigrantes en las arcas públicas por nacionalidad en Países Bajos https://t.co/1zpsOt7YTP
— elEconomista.es (@elEconomistaes) January 15, 2025
🚹 La contribución neta a lo largo de su vida es negativa en la mayoría de los casos
A lo mejor tenemos que ser solidarios y ser solidarios implica asumir algún perjuicio. Si ser solidario o bondadoso no incluyera a veces asumir perjuicios en el propio interés egoísta, todo el mundo sería solidario y bondadoso. No obstante, planteemos entonces así el problema y no como que los inmigrantes van a venir a garantizar el empleo, las pensiones, la seguridad y la identidad cultural.

Institución Futuro acaba de publicar unos datos llamativos a este respecto. En Navarra, ya casi la mitad de los hogares perceptores de una renta garantizada son de origen extranjero. Respecto a los datos de 2014, tan ilustrativa resulta la creciente proporción de extranjeros necesitados de ayuda (¿cómo vamos a necesitar más si cada vez tenemos que ayudar a más?), como el aumento total de los hogares necesitados de ayuda a lo largo de estos últimos 11 años. Tenemos alrededor de un 50% más de hogares navarros necesitados de ayudas. El número de hogares navarros de origen navarro necesitados de ayuda no sólo no ha bajado estos 11 años sino que, de hecho, ha crecido un 13%, y el número de hogares de origen extranjero necesitados de ayuda se ha doblado en todo este tiempo. Menos mal que han sido 10 años de gobiernos de progreso maravilloso.