Retrotrayéndonos en el tiempo -no muy lejano- nuestro Presidente de la Diputación, Amadeo Marco, afirmaba que quería tener el mejor Hospital de España y no se detuvo hasta que el Hospital de Navarra no estuviera considerado como uno de los grandes. La llegada de la Universidad de Navarra y la Clínica Universitaria (CUN) supuso un escalón más y un estímulo en la mejora y avance de las prestaciones. Con tres hospitales de primer nivel en la ciudad y dos más en Estella y Tudela, Navarra se puso a la cabeza en el número de camas por habitante en España. Navarra destacaba en salud, educación y “carreteras”.
Los planes de salud más recientes han corregido aspectos estratégicos; han reforzado la asistencia en la Atención Primaria, con la creación de Centros de Salud y Consultorios Médicos bien dotados, acercando y haciendo más humana la asistencia al ciudadano; han racionalizado, con sentido, los gastos de la salud, han resuelto los problemas del día a día, entre ellos han mejorado”algo” las listas de espera. Pero las cosas van cambiando a gran velocidad y mientras se ajustan unas. políticas, se desajustan otras. Por eso, es obligatorio hacer un análisis de la situación. Y es en esta interiorización cuando se observa que “no es oro todo lo que reluce” y que, al día de hoy, existen datos preocupantes.
La donación de órganos en Navarra está “bajo mínimos”. Necesita un gran impulso por parte de los agentes implicados administración, profesionales y pacientes. Y la actual política no satisface las necesidades existentes en Navarra. La consecuencia es que la CUN que, hace 40 años y de forma pionera en España, inició los trasplantes de riñón hoy sólo puede realizar 27 trasplantes al año, Acaba de inaugurarse la Asistencia Domiciliaria -servicio de gran importancia- y se ha hecho cuando en otras ciudades españolas (San Sebastián, Sevilla, Barcelona..) ya han celebrado el décimo aniversario de su puesta en marcha. Hay servicios duplicados –sin fusionar- en los grandes hospitales incrementando gastos que no se corresponden con las prestaciones que ofrecen. Y algunas infraestructuras obsoletas deberían estar ya actualizadas, como es el servicio de urgencias del Hospital de Navarra, que al día de hoy necesita dos horas más que en otros hospitales para solucionar cada urgencia.
Existe otra preocupación añadida. En la sanidad de muchas comunidades autónomas, se ha colado un virus muy peligroso. El virus que produce el “síndrome del trabajador quemado”, del profesional desanimado, desmotivado y harto de políticos que les han prestado una atención relativa. Sin su ayuda es imposible ningún plan de futuro. Navarra está también contaminada. Y es un asunto que merece una atención prioritaria. Es necesario volver a motivar al personal para que se sienta integrado en un equipo sanitario de futuro.
No se pretende preocupar a la población, la sanidad en Navarra es de primera división, pero sería inteligente admitir que, como Osasuna, estamos más cerca del descenso que de los puestos de honor.
En consecuencia, para intentar mejorar la asistencia sanitaria a los ciudadanos -objetivo primordial- cabe la reflexión en dos puntos: primero conocer en profundidad nuestra situación actual, para corregir deficiencias y mantener nuestras progresiones y segundo ayudar al personal laboral a recuperar la autoestima e ilusión. Todo ello, sin olvidar las líneas maestras consensuadas de la Medicina Moderna: Sanidad Universal y Libre elección de médico, potenciación de la Medicina Preventiva, mejorar la capacidad de resolución de la Atención Primaria y su coordinación con la Atención Especializada en los Hospitales, optimizar los recursos sanitarios y apoyo a la Investigación.
Por historia y por tradición, nos merecemos un esfuerzo hacia delante, para situarnos nuevamente en la primera línea de la asistencia y eso no lo conseguiremos sin humildad.
Nieves Ciprés, periodista