Ya han finalizado las fiestas de San Fermín. Nuevamente hemos podido disfrutar vecinos y foráneos; niños, adultos y mayores. Pero un año más las fiestas se han visto empañadas de numerosas agresiones sexistas a diversas mujeres, de mayor o menor gravedad, pero en cualquier caso agresiones. Agresiones que no pueden quedar impunes, agresiones sobre las que ha de recaer la justicia. Desde aquí aprovecho para mandar mi solidaridad a todas esas chicas que han sido acosadas y violadas por unos indeseables.
Pero no quiero terminar estas líneas sin lanzar una pregunta a los responsables de que en nuestra ciudad, en nuestros barrios y en nuestros pueblos existan clubs donde las agresiones sexistas son contantes a cambio de dinero y en muchos casos sin el consentimiento de las chicas, y a todos aquellos que son el soporte de todo tipo de anuncios sexistas ofreciendo a mujeres como si de mercancía se tratara. ¿De verdad que a todos los responsables de diarias agresiones sexistas no se os cae la cara de vergüenza cuando salís a protestar en la calle o en las redes sociales bajo el lema «Eraso sexistarik Ez! ¡No! a las agresiones sexistas»?
A vosotros solo os puedo decir una palabra: ¡hipócritas!