María Luisa Ayuso (víctima del terrorismo)

El pasado domingo despedimos a Mª Luisa Ayuso. No voy a ser yo quien glose su figura; muchos la conocieron mejor y creo que lo harán en un futuro. Tienen que hacerlo. El espíritu sopla donde quiere y no voy a intentar forzarlo yo.

Sólo quiero compartir con el lector que en estos días me han venido muchas imágenes de esta mujer que, creo, era carismática. Muchos nos acordamos de aquel 23 de diciembre de 1985, arrodillada junto a su marido, Juan Atarés, asesinado. Televisión española dio la noticia de aquel atentado como si Juan Atarés lo mereciera. Mª Luisa, en cambio, como decía su nieto Luis en el funeral, sin que nadie se lo pidiera perdonó a los asesinos de su marido.

Mª Luisa nunca se arrodilló ante los terroristas o sus cómplices; se arrodilló ante su marido para que le ayudara, a buen seguro, a perdonar. Y a la vez pidió justicia. Mª Luisa no se arrodilló nunca ante los terroristas, aunque pidiera a Dios por ellos, aunque sé que pidió por quien mató a su marido cuando años después, en una redada policial, esa persona fue herida.

Quisiera recordar a Mª Luisa con una esperanza: que, como ella, no perderemos la dignidad. Siempre ha habido quien quiere borrar el crimen con palabras difusas.  Siempre habrá quien intente hacer rentable el terrorismo. El radicalismo se puede vestir de verde. Pero se va a encontrar siempre con la dignidad con mayúsculas, débil e irreductible a la vez.

Quisiera expresar, con pudor sincero, una palabra de agradecimiento a toda la familia Atarés-Ayuso por haber estado donde han estado en todos estos años. Y quisiera expresar también la esperanza que he sentido estos días recordando la grandeza de corazón de Mª Luisa.

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CLAVES EN OPINIÓN

2 respuestas

  1. Querido Javier: Me ha emocionado tu escrito pues si todos los asesinatos son indignantes en este hay algunas circustancias que resaltan. La primera la has escrito maravillosamente la tremenda dignidad de la viuda y la familia. La segunda, como al General lo mataron vilmente, a traición, en la nuca cuando con una edad avanzada paseaba por la Vuelta del Castillo. Yo estuve ahí y vi su cadaver cubierto, igual que un tiempo antes el de Prieto. La tercera el hecho de que en ese lugar no hay un monolito, como en otro sitio que sabemos (ni en la Iglesia del Huerto, por Prieto y tantos….) en cuarto lugar la verguúenza de la conferencia de paz, sus mentiras y sus payasadas para llamar militares a los terroristas. Salu2

  2. Yo me acuerdo del día del asesinato de Prieto. Un familiar suyo era compañero mío en Larraona. Total entereza y dignidad. Las víctimas del terrorismo siempre han dado ejemplo. No las obliguemos a tirarse al monte glorificando a los asesinos.

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