Conocíamos otras obras de Víctor Manuel Arbeloa relacionadas con el tema (Clericalismo y anticlericalismo en España -1767-1031-; La semana trágica de la iglesia española, ambas en Editorial Encuentro), en las que había abordado el tema del catolicismo y la política, pero la verdad es que ha sido toda una sorpresa y una delicia la lectura de su último trabajo, «La Minoría Vasco-Navarra» edición 2015 Gobierno de Navarra.
No desconocemos los antecedentes, con la acusación de las izquierdas contra la Iglesia por su identificación con la monarquía y la dictadura, cuestión que utilizó de leitmotiv para justificar que se impusiese un cordón sanitario sectario, reduciendo las libertades de los católicos en la nueva República.
El sectarismo pronto se comprobó con la quema de iglesias y el saqueo de conventos en mayo de 1931, la suspensión de periódicos católicos, la expulsión del obispo de Vitoria y del Cardenal Primado, etc… hizo que se unieran para las elecciones a Cortes constituyentes tanto los Carlistas, como los del PNV, los antiguos mauristas y los de Unión Patriótica, en lo que se conoció como Minoría Vasco Navarra. Una gran desconocida en la historiografía española.
Pronto entraron en harina, con la disputa política en todos los temas relacionados con la libertad religiosa para la redacción del proyecto de la nueva Constitución. La batalla fue muy dura, y el sectarismo contra los católicos se impuso y todo ello fue creando y agrandando la desafección de muchos de ellos con la República. La Minoría contó con el apoyo de algún diputado catalán y con los del partido Agrario.
Las izquierdas y los radicales españoles eran entonces, como lo son ahora, mucho más extremosos que sus colegas contemporáneos franceses o alemanes. Limitaron la libertad hasta extremos como tener la necesidad de pedir permiso previo para las manifestaciones religiosas. Se prohibió a los miembros de los institutos el dedicarse al comercio y el derecho de propiedad. El Estado inspeccionaría sus cuentas, la enseñanza en centro públicos debía ser como la de la educación para la ciudadanía de ZP. Se retiraron los crucifijos. Se tenía derecho de inspección de los institutos religiosos, etc..
Hoy las izquierdas nos presentan aquella República idealizada, y para acercarse a lo que fue, y mirar la realidad bien merece dedicar un tiempo a la lectura del libro que hoy comentamos. Los mas radicales intentaron suprimir a todas la órdenes religiosas, al final ¡sólo se expulso a los jesuitas, y se nacionalizaron todos sus bienes!, pero eso sí se prohibió a todas ellas el poder impartir la enseñanza, cosa que se logró sortear la legislación al conseguir convertir los centros en sociedades culturales y mutuas de derecho común.
En los temas del proyecto de constitución, de la comisión gestora de la Diputación de Navarra, de la suspensión de periódicos católicos, de la violencia política, del divorcio, de la disolución de la Compañía de Jesús. Víctor Manuel Arbeloa hace un análisis riguroso, ajeno a todo fanatismo, no sostenedor de visión de parte. El autor reconoce en unos u otros temas, más o menos razones de la Minoría Vasco Navarra. Pero nos muestra que la realidad fue dura y sectaria con los católicos, desde el principio. A lo largo de su lectura podemos recordar los ecos de las palabras siempre apasionadas en la defensa de sus ideas de los diputados Beunza, Aguirre, Leizaola, Oreja, Domínguez Arévalo, Aizpún, Pildáin, etc..