Ayer el Instituto de Política Familiar (IPF) presentó un informe sobre la evolución de la familia en Europa, mostrando datos escalofriantes.
http://www.cope.es/file_upload/pdf/12579357251561715604.pdf
Este informe nos habla de una agudización de las tendencias que ya se venían observando años anteriores: inversión de la pirámide poblacional, aumento de la edad media poblacional, caída de la natalidad (índice de fecundidad de 1,38), aumento exponencial del número de rupturas matrimoniales( España a la cabeza con un aumento del 268% en los últimos 10 años), aumento del número de abortos (1 cada 25 segundos en Europa, siendo España el país donde más han aumentado en los últimos 10 años), caída de la nupcialidad, …
Tenemos el dudoso honor de tener las peores cifras Europeas en muchos de los puntos que se desarrollan. Estamos estirando de la cuerda sin prever que ésta se puede romper.
El gran esfuerzo económico de la sociedad, debido al aumento del número de pensionistas y del gasto sanitario producido por nuestros mayores, unido a una disminución del número de niños y jóvenes que son los que pueden, en el futuro, garantizar el sistema de las prestaciones sociales con su trabajo, nos hacen vislumbrar un horizonte tenebroso.
Nuestra sociedad va dejando de lado valores como la unidad familiar y cada vez son más las familias desestructuradas y el individualismo. Con estas condiciones de base se dificulta enormemente el poder aumentar la natalidad.
Por si fuera poco, las políticas sociales que se implantan son absolutamente ineficaces e insuficientes para corregir estas tendencias, e incluso algunas tiene el efecto contrario, como la Ley del Aborto. El aborto es actualmente la primera causa de mortalidad en Europa.
En España, estamos a la cola de Europa en políticas que incentiven la natalidad y en las ayudas por hijos, con diferencias muy importantes con otros países con peso en la Unión Europea.
A pesar de que año tras año, los informes que se nos presentan intentan poner ante nuestros ojos el peligro que entraña nuestro “progresismo”, nosotros continuamos mirando únicamente el presente, intentando que sea lo más cómodo posible, viviendo como adolescentes eternos el “carpe diem”.
La raíz del problema está en el olvido de lo que el hombre es, y a lo que está llamado a ser, y en una hipertrofia del YO sin precedentes que no nos deja ver mas allá de nuestro ombligo, ni siquiera para cumplir con la sociedad (ya ni hablo de fines más trascendentes)…Como dice un anuncio:”yo iba para hombre, pero me quedé en mono…”y nuestras monerías las sufrirán las generaciones futuras y probablemente también nosotros en unos cuantos años.
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Natalia Brice López