El nuevo y autodenominado gobierno del cambio ha mostrado un indisimulado y urgente interés en replantear la implantación del Programa de Aprendizaje en Inglés (PAI) en Navarra. La propia presidenta Barkos en su discurso de investidura citó de forma descontextualizada los efectos negativos de la implantación de programas plurilingües aplicados en España recogidos en un estudio de la Universidad Carlos III y aseveró con rotundidad categórica la inexistencia de una evaluación del programa hasta ahora en Navarra. Todo ello para justificar “como no puede ser de otra manera” (sic) una moratoria en su aplicación. Parece inferirse de su contundente tono un gran rigor en la aplicación de la medida que propone.
La finalidad última de toda investigación científica –que se precie de rigurosa– es la publicación y la difusión de sus resultados. Por ello nos vemos en la obligación de profundizar en el estudio aludido para completar lo expuesto por nuestra presidenta, sin ánimo de entrar en polémica.
El estudio de Anghel, Cabrales y Carro de la Universidad Carlos III titulado “Evaluación de un programa de educación bilingüe en España: El impacto más allá del aprendizaje del idioma extranjero”, fue realizado por personal no especialista en lingüística y resume entre sus resultados el impacto de un programa en un sector específico en la Comunidad de Madrid: el de los niños cuyos padres tienen un nivel académico máximo de estudios de secundaria obligatorios.
Este estudio, realizado por economistas, tiene objetivos de alcance económico y obvia aspectos lingüístico-metodológicos de vital importancia en la enseñanza de contenido a través de una lengua extranjera, como el desarrollo de destrezas y estrategias lectoras específicas, la importancia de la metacognición en el aprendizaje, la necesidad de una enseñanza no basada en la exposición de contenidos, o la utilización del concepto de “andamiaje” en AICLE (Aprendizaje Integrado de Contenido y Lenguaje). Además, la realidad del programa bilingüe en Madrid es diferente al programa PAI en Navarra en parámetros como el sistema de implantación, las sesiones de exposición a la lengua extranjera y la acreditación del profesorado, aunque no entraremos en detalles para no extendernos.
Sus resultados entran en conflicto directo con estudios de investigación lingüística internacional sobre AICLE y con las diferentes evaluaciones llevadas a cabo en Navarra, que sí se han realizado, cuyos resultados concuerdan con los estudios internacionales anteriores. En ellos, se observan resultados similares e incluso superiores en estudiantes de AICLE sobre grupos no–AICLE en general, y en parámetros específicos como la resistencia a la frustración y las destrezas procedimentales, sin efectos perjudiciales en la lengua materna (euskera, español). Se muestra también una correlación positiva entre el número de horas de exposición al idioma y el nivel de lengua alcanzado, con resultados muy superiores en producción oral espontánea, entre otros.
Por otra parte, el Estudio Europeo de la Competencia Lingüística (EECL) pone de manifiesto la importancia del dominio de la lengua extranjera por parte del entorno familiar del alumnado que estudia en programas de inmersión parcial, como lo es el PAI en Navarra. Este es un aspecto analizado a través de cuestionarios en la evaluación del programa PAI y objeto de seguimiento durante la legislatura anterior.
Como han señalado en prensa recientemente los profesores de la Universidad del País Vasco Cenoz y Gorter, el sistema educativo puede y debe contribuir a mejorar la competencia lingüística en lenguas extranjeras. En Navarra, corresponde a sus gobernantes responder a los retos presentes tan demandados socialmente y favorecer el aprendizaje de nuestros alumnos, independientemente de su ubicación geográfica, en el transcurso de la educación obligatoria. De esta manera se promoverá su inclusión en un mundo globalizado y su empleabilidad en el futuro. De lo contrario, la sociedad deberá hacer un esfuerzo mucho mayor después