Qué quieren que les diga, pero yo no termino de participar del entusiasmo por que UPN forme un grupo parlamentario propio en el Congreso. Por una parte, me da miedo que UPN acabe derivando hacia un nacionalismo navarro que de lo que se distancie no sea del PP, sino de la idea de España. Me da miedo porque ya hemos visto algún síntoma en este sentido, como cuando nos hurtaron el himno nacional el día de la famosa manifestación en defensa de Navarra. Por otro lado, si UPN decide tener un grupo propio en el Congreso, no veo por qué el PP no iba también a su vez a tener su propia representación en el Parlamento Foral. Es por esto que no participo del entusiasmo por la idea. Admito, quizá para consolarme, que la cosa podría tener un efecto positivo no buscado. Puesto que actualmente UPN sólo puede crecer hacia la izquierda, acaso sería interesante que el PP se situara a la derecha. De esta forma, UPN no podría escorarse indefinidamente hacia la izquierda. Aunque no creo que Sanz esté pensando en esto, siempre será un consuelo para quienes, como yo, tememos que UPN derive hacia posiciones “de progreso”, se pliegue ante el discurso mediático dominante o incluso desemboque en un nacionalismo navarro. Se trata además, en mi caso, de una cuestión de principio. Creo que al Congreso no se ha de ir en calidad de navarro ni a ver qué se puede sacar para Navarra, que es lo que hacen los nacionalistas. A lo que hay que ir al Congreso, en mi opinión, es a buscar lo mejor para el conjunto de todos los españoles. El bien común se puede buscar desde la izquierda o la derecha, pero difícilmente desde el regionalismo, que lo que busca por definición es la defensa de los intereses regionales en primer lugar. Que sea eso lo que se supone que hace Nafarroa Bai, aunque no lo haga por Navarra, o lo que hacen CiU o la Esquerra, es una excelente razón precisamente para no tratar de imitarlo. Tampoco me gusta el momento y la coyuntura en la que UPN ha decidido lanzar sobre la mesa este supuesto. No lo veo.