¿Dónde andarán los brotes verdes de la crisis moral? Los de la económica parece que van llegando en forma de un optimismo sutil que poco a poco retorna como un péndulo. ¿Pero qué hay de los pecados y las virtudes que tantos analistas dijeron que veían en el trasfondo del tsunami financiero y de otros aspectos de la crisis global? Las inyecciones de dinero son la más sencilla operación: basta con ir sumando hasta que se produzca un resultado positivo. ¿Pero quién se ha propuesto a conciencia sumar verdad a la mentira, austeridad al derroche, generosidad a la avaricia? Soy consciente de que esta vía de reflexión nos lleva más al sermón religioso-moral que a las recetas de un ministro de hacienda. A lo mejor necesitamos algo de eso, pensar más en fines y en principios, en las generaciones futuras, en el balance último de la vida de cada cual, porque si no es posible que salgamos en falso y que la recaída, que vendrá, sea mucho peor. De momento los únicos que se están mojando en cuestión de principios – masónicos pero principios- son los socialistas: más aborto y menos crucifijos. Gracias, tenemos su teléfono: ¿hay alguna otra propuesta?
Jerónimo Erro