Pablo Iglesias II, el zar neobolchevique, se está quedando solo con su monólogo elegante y transversal. Más solo que Napoleón en sus horas bajas. Juan Carlos Monedero y su ex-o-no-ex-novia Tania Sánchez eran de los buenos, así que prepárense ahora para el espectáculo mediático que nos van a ir dando sus secuaces de esta neocasta conforme vayan pisando moqueta: tuits infumables, gestos desafortunados, meteduras de pata, incoherencias flagrantes…
La de Podemos y sus satélites locos es una tropa desacompasada a la que Pablo Iglesias II, el gran estratega que juega con los tronos, no ha sido capaz de transmitir ni la décima parte de su saber estar. Las salidas de tono y las provocaciones van a estar a la orden del día, ya lo verán. Porque no es nada fácil crear de la noche a la mañana un partido disciplinado. O no lo será, al menos, mientras no se lleven a cabo con mano firme algunas purgas estalinianas (o nazis). Dentro de poco Podemos tendrá su propia noche de los cuchillos largos. Ya lo verán. O eso, o al final los que se van a llevar el gato al agua de esta ola de Podemos serán, si aciertan a resistir las salidas de esta vaquilla política, otras estructuras con más solera, disciplinadas a más no poder como el PSOE, o Sortu/Bildu. Tiempo al tiempo.