Es un alivio grande ver por una vez a un político tal y como aparece Miguel Sanz, paciente y pedagógico, en el videoblog de Navarra Confidencial. Nada que ver con la estupidez demagógica de la vice “de la Vegga” cuando va a un colegio a explicar lo malos son los de la derecha y lo buenos que son los suyos. La lección de Sanz tiene esa frescura directa del buen maestro de escuela. Que se preocupa por llegar al auditorio, por desmenuzar los conceptos, por hacer ver la luz a las mentes distraídas que tiene delante.
Pero lo malo de hablar con tanta claridad es que te facilita llevar la contraria.
Comienza Sanz explicando que un éxito continuado (como el de UPN desde el año 1991) genera necesariamente decepción, frustración y odio en los contrarios. Esta idea tiene miga porque es un torpedo contra el sistema constitucional de partidos. Pero no nos detengamos ahora en cosas nimias como ponernos a discutir la idea de democracia que tenga o deje de tener don Miguel.
Sigue diciendo Sanz que hay en Navarra un 25% de gente con la que no hay que contar para nada políticamente. En esto, aun reconociendo que es una desgracia, podríamos estar bastante de acuerdo.
Pero lo gordo es que acaba formulando una tesis, en plan fórmula matemática según la cual más PSN y más UPN significan más Navarra. (Si el de Corella fuera obispo ese sería el lema de su escudo). Y entonces me dan ganas de preguntarle… ¿está Vd. seguro de que con tal de no rendir culto a Olentzero, será capaz Navarra de seguir siendo ella misma con más feminismo, más anticlericalismo, más internacionalismo, más estatalismo, más burocracia, más antifamiliarismo, más individualismo o más antiforalismo?
Que Miguel Sanz expresara dudas acerca de cuál de los dos proyectos políticos resulta más nefasto para nuestras raíces, si el nacionalista o si el socialista, sería tranquilizador. Pero no duda. Tiene claro que la mejor compañía para UPN y para Navarra es el socialismo.
Esta es, hoy por hoy, la estrategia política de UPN. Quien no quiera verlo que mire para otro lado.
Jerónimo Erro
