Pasan muchas cosas

 

Después de casi 12 meses de atasco político, entramos en la fase de la política aburrida. Nos guste o no, se han puesto las pilas y se visualiza la política como el arte de lo posible, así vemos que el PP esta haciendo de la necesidad virtud impulsando políticas socialdemócratas a tope, sube impuestos, aparca la LOMCE, desplaza a BCN a la Vice Soraya un día si y otro también. Hace esfuerzos por acercarse y consensuar con el PSOE de la Gestora. Los dos se necesitan y los consiguientes efectos benéficos de la colaboración mutua no pasan desapercibidos para nadie, no se están produciendo ninguno de los malos augurios que anunciaban una legislatura a cara de perro e inestable. En el PP parece que no se producirán muchos cambios en su próximo congreso.

El PSOE necesita ganar tiempo y razones para preparar sus necesarios cambios y hacer una buena preparación de su Congreso. Bien es cierto que los escarceos de Sánchez no pintan bien, piensa que la celebración pronto del congreso le favorece para hacerse con el partido. La elección de qué políticas quieren adoptar y qué modelo de partido necesitan es necesario debatir. Lo inteligente es que se desmarquen de las tentaciones populistas si quieren recuperar un espacio que no deberían haber abandonado nunca. Parece que van a contar con el PP para que se puedan recuperar y fortalecer frente a su principal adversario que es Podemos. Deberían definir su modelo de Estado y su posición ante los independentistas. Su apoyo al Gobierno Vasco no pasará desapercibido y puede tener el efecto de contribuir a desatascar el tema catalán. Constataran que un nacionalismo más centrado y posibilista hace que todos vivan mejor, apartados de la poco práctica radicalidad catalana.

Los de Podemos pretendieron conquistar el cielo al asalto, ahora están en fase de definición interna y la cosa no pinta bien. Están ante la alternativa de continuar haciendo política radical convirtiéndose en un tipo de partido o movimiento más de corte comunista, centralizado, focalizado en combinar la lucha en la calle con la institucional, centrado en políticas de extrema izquierda bajo la dirección de un liderazgo fuerte como el de Iglesias. La oposición interna la encabezada Errejón más listo, menos autoritario que quiere centrar la política de Podemos utilizando llamamientos menos radicales para el conjunto de la ciudadanía, materializándose en una aproximación efectiva al PSOE. Pero Errejón lo tiene difícil pues en los partidos o movimientos de extrema izquierda pueden marchar hacia posturas más templadas si todos los dirigentes están por la labor, pero hoy en Podemos no es el caso. Los radicales desde la cúpula laminaran a los templados. En la medida que el PSOE se recomponga y la situación económica mejore, los de Podemos irán perdiendo gas.

Con todos estos cambios los de Ciudadanos están desubicados, en la medida que de facto existe una seudo gross coalición, los adalides del diálogo quedan más descolocados. La situación les perjudica pues tienen mucho menos foco y la verdad es que están recibiendo un poco la medicina que ellos han aplicado a los demás. Pues se auto proclamaron como los listos de la clase y se dedicaron a dar lecciones al resto, afeando a todos. Queriendo estar al mismo tiempo en el pacto del Gobierno y en la oposición. Han pretendido cuadrar el círculo político y en la medida que están dialogando PP y PSOE sin su mediación se han vuelto prescindibles. Tendrán que volverse a situar. También se equivocarán el PSOE y el PP, si sólo quieren volver al bipartidismo, y no aprenden la lección. España no necesita ninguna revolución, pero si necesita reformas que consoliden y refuercen la democracia, y deje de ser el huerto privado de una casta política.

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