Han dicho las autoridades regionales que van a tratar de hacer algo para procurar que se rompan menos familias. O sea, que escribirán una nueva ley. Es decir: la “Ley de Mediación Familiar”. O lo que es lo mismo: una ley que trate de arreglar lo que vienen estropiciando las leyes anti-matrimonio que padecemos. Actualmente ya existe en Navarra un Servicio de Mediación Familiar que fue creado en 2001 y que desde entonces ha mediado en 376 casos de conflictividad familiar, con un 75% de éxito por cierto.
Hay algo en todo esto que me suena un poco mal, porque todo lo que sea dar al Estado más instrumentos para mangonear en las cosas que pasan “en las mejores familias” podría ser como rascar y no parar.
Pero hay otra parte que me suena bien, porque significa que los que tienen la tarea de poner un poquico de orden en esta sociedad postmoderna se dan cuenta de que no podrán avanzar si no cuentan con familias “enteras”. Sí, enteras. Porque las “monoparentales”, por mucho énfasis que se ponga en el eufemismo, no dejan de ser “trozos” del naufragio social que provoca el divorcio.
Por ejemplo. Ahora está empezando a crecer el paro. Mala cosa es cuando se sufre en una familia unida. Pero ¿qué pasará ahora con los parados separados? ¿Será capaz la Administración de acogerlos a todos como hicieron en los 80 con los suyos unas familias más amplias, más estructuradas y más tradicionales?
Jerónimo Erro