No es cosa de todos los días que se conceda el capelo cardenalicio a un obispo navarro. Don Fernando Sebastián Aguilar, a sus ochenta y cuatro años, obispo emérito de Pamplona, ha recibido su elección como un premio por haber corrido bien su carrera y quién sabe si -cómo él mismo teme-, como una nueva responsabilidad que le traiga algún que otro nuevo quebradero de cabeza.
Don Fernando lleva ya unos cuantos años alejado de Navarra y de nuestro día a día pero la huella de su paso por el viejo reino sigue bien patente para muchos de nosotros. Nunca fue tarea fácil ser obispo así que imagínense la responsabilidad y las dificultades que hubo de encontrarse don Fernando en los años que le tocó pastorear las diócesis navarras. Y el caso es que lo hizo bien, muy bien, con paciencia, con prudencia, con energía. Recibió al llegar, en 1993, una Iglesia navarra herida, llena de contradicciones, atacada por cierto desorden y una peligrosa desesperanza. La católica Navarra, la que tanto había dado, estaba exhausta y sembrada de grandes y pequeños problemas. A todos ellos se fue enfrentando sin rehuir los casos más complicados, ofreciendo siempre sus razones con gran paciencia, esforzándose siempre por poner orden, por reafirmar la ortodoxia, por alumbrar la vida eclesial atendiendo los medios de comunicación propios y ajenos.
En el minuto cuatro de este vídeo se puede ver al Santo Padre anunciando el cardenalato a don Fernando Sebastián: http://www.youtube.com/watch?v=6wzQNoOuDc8
Desde Navarra Confidencial nos unimos a las felicitaciones, con agradecimiento, y sabiendo que siempre tendremos en la palabra y el ejemplo de don Fernando, una referencia segura.