La asignatura Educación para la Ciudadanía está al caer. Las autoridades de Educación del gobierno de Navarra tienen que regularla e incorporarla a nuestro sistema educativo. Movimientos de resistencia se vienen percibiendo en toda España en contra de los borradores de los Reales Decretos dados a conocer recientemente por el Ministerio de Educación en los que, a falta de últimos trámites reglamentarios, se presentan como definitivos los contenidos, metodología, objetivos, procedimientos etc. de la asignatura. No es que se trate del tumor purulento de la LOE y que, una vez estirpado, daría por buena la Ley. La asignatura Educación para la ciudadanía pone en evidencia el fundamento ideológico en que se sustenta la LOE, la que se denunció con vigor. Y que, aunque hayan parecido inútiles, las millonarias protestas dejaron en claro que no recoge el sentir de grandes sectores de la sociedad y que el gobierno hace oídos sordos al clamor de su pueblo. La Ley es mediocre y más embudo ideológico e ideologizador que cauce de crecimiento y espacio de libertad para un pueblo. Tiempo al tiempo o esta Ley se trampeará por la realidad o caerá. El colmo es la propuesta que desarrolla la dichosa asignatura. Y como gota que colma el vaso es lógico que voces autorizadas de la Iglesia denuncien la tropelía y que empiecen a surgir voces vigorosas de la sociedad que proponen a los padres la objeción de conciencia, un derecho fundamental que está definido y explícitamente reconocido por la Constitución vigente. Estén al tanto de la plataforma Profesionales por la Ética, su llamada a los padres de hijos en edad escolar también ha de llegar a Navarra y su propuesta puede obligar al Gobierno del Estado a corregir imposiciones que corresponden a concepciones totalitarias. Todos los padres. No los de la privada o los de la pública. El objetor ejerce un derecho. No tiene nada que temer. Educar para ser un buen ciudadano podía servir para dar a conocer derechos y deberes que deberá ejercer todo ciudadano. Pero no una manera camuflada de contradecir la visión de la vida y el orden de valores que los padres tienen el derecho irrenunciable de exigir para sus hijos. Si, como es sabido, es una Ley que ha puesto mil trabas a la inclusión de la asignatura de religión en los centros, resulta por lo menos cínico convertir arteramente una asignatura en la Religión del Estado obligatoria para todos. Diego de Miranda.