Se suponía que un voluntario era el que actuaba voluntariamente, porque le daba la gana. Claro que después de ver lo que se ha hecho con las "Organizaciones No Gubernamentales", que viven pagadas por el Gobierno, o con la creación de un registro para las parejas que no querían ser inscritas como pareja… aquí puede pasar de todo.
Así que no se extrañen de que ahora una asociación cívica de voluntarios acabe siendo una especie de departamento de la administración pública constituido por "para-funcionarios". O de que un voluntario dependa para la organización de su actividad de un jefe que no es sino un funcionario de nómina y carnet.
Esta maldita manía de profesionalizarlo todo -el deporte, la cultura, los cargos de representación política…- ; de externalizar incluso las aficiones y los caprichos lúdicos a cargo de un presupuesto público cada vez más abultado; de ofrecer pan y circo mascadito y comodón está acabando con el amateurismo, con la afición pura, con el amor al arte, con la asociación espontánea, con el voluntariado más genuino. A este paso habrá fichajes hasta para correr el encierro. Y no encontraremos voluntarios ni para convocar una cena con los amigos.
Jerónimo Erro