La degradación progre de Occidente ha conseguido que un buen número de seres humanos omnívoros se hagan vegetarianos y proclamen que los animales tienen derechos. He aquí una de esas «ideas cristianas que se han vuelto locas» de las que hablaba Chesterton, el profeta. Ni el mismo San Francisco de Asís hubiera soñado tanto para el hermano Lobo. A él le bastaba con que los hombres no causáramos sufrimientos innecesarios a los animales. El quería que diéramos buen ejemplo a las fieras. Pero no por el bien de los animales, ¡pobrecillos! que no tienen mayor problema de conciencia que seguir su instinto; sino por el bien del hombre, que es libre, y puede errar. El tío Chesterton y yo estamos en contra del maltrato animal y somos más ecologistas que muchos ideólogos que no conocen más derecho que la hojarasca del BOE y de la ONU. Aun diré más: estamos en contra del maltrato vegetal. Pero no porque las plantas tengan derechos -¡menuda estupidez!- sino porque somos nosotros, hombres, quienes no tenemos derecho a la destrucción gratuita de la creación.
2 respuestas
Tu sigue dandole.
Defender a los animales o a las plantas no es «progre», es de sentido comun, lo que pasa es que no podeis opinar a favor de nada que suene a «progre».
Este articulo por cierto tambien lo habria firmado Rush Limbaug, te aconsejo que leas sobre el. Teneis mas en comun (por desgracia) de lo que creía.
El habla de «progressivism» y estais al mismo nivel de sandeces.
La ONU para tu desgracia tambien reconoce los derechos de las plantas, aunque ya sabemos tambien que a los de tu tribu os importa poco la ONU.
Para finalizar decirte, que si eres pro-taurino (cosa que se lee entrelineas y que considero el inicio velado de tu serie de articulos sobre los derechos progres), y ademas te consideras ecologista, ya como comprenderas se me salta la carcajada.
Defender a los animales o a las plantas no es lo que estás pretendiendo, Navarro no conforme.
Lo que dices literalmente es «que tienen derechos», que es muy distinto, y en este breve artículo se refleja perfectamente la diferencia.
Hay una diferencia abismal.