¡Qué vergüenza! El servicio que entidades de voluntariado generoso como Cáritas están prestando a los más pobres no solo no mengua sino que crece por momentos. El estado del bienestar se va al cuerno. Con lo fácil que sería resumir todas las oenegés bajo el paraguas presupuestario de cualquier ministerillo de tres al cuarto. Seguro que con un par de años de no hacer otra cosa se terminaba con el hambre del mundo y con el analfabetismo y con los casos más graves de marginación social. Pero al parecer falta voluntad política que es lo más principal. A lo mejor tenemos que animar a los políticos para que hagan algo. Por ejemplo, ¿sabía Vd. que el presupuesto de todo el Vaticano es de 293 millones de Euros? Si le parece mucho multiplíquelo por 14,63 y tendrá el presupuesto de la Comunidad Foral de Navarra para 2008: más de 4.200 millones de euros. ¡Una nimiedad! Pero aún así seguramente se podrían dar para unas cuantas tómbolas sanfermineras. La verdad es que ese desfase chirriante entre la pequeñez presupuestaria y la eficacia austera de las asociaciones de caridad es una acusación indecente para los pobres servidores de las estructuras estatales. No se cómo lo soportan.
Jerónimo Erro