FAMILIAS LIBRES, PUEBLO LIBRE Nuestra sociedad se enfrenta a dos ataques coordinados. Uno, tal vez el más espectacular, procura conducir al rebaño ciudadano a golpe de ley. Prohibiendo. Multando. Incluso subvencionando o denegando ayudas. El otro ataque, silencioso como un virus, va a la raíz misma de cada persona, de cada familia, de cada joven. Allí donde no haya defensas suficientes el resultado será una sociedad amorfa, sin lazos humanos estables, masificada y acrítica, que dejará hasta la más pequeña decisión en manos de los profesionales de la política. Ellos se atreverán a hacer en nuestro nombre cosas que ni siquiera hacía la antigua nobleza pre-liberal. Ellos se encargarán de decidir, por ejemplo, si nos conviene o no entrar en ese Euskadi artificial. Ellos acabarán diciéndonos lo que hay que ver, oír y pensar. Pero donde haya resistencia habrá tensión, y lucha, y vida. La sociedad seguirá siendo un conjunto de familias y las decisiones, grandes y pequeñas, las tomará cada uno según su responsabilidad. Navarra es una comunidad privilegiada por muchas razones y no se trata tanto de tener orgullo por la herencia recibida como de mostrar coraje para defenderla. En Navarra tenemos, para defendernos del ataque exterior, unas instituciones sólidas y cercanas. La tentación de separar drásticamente ese mundillo de despachos y coches oficiales de la realidad popular es muy fuerte, pero aquí tenemos una tradición comunitaria, y un tamaño abarcable, que dificultan ese divorcio político. Y para afrontar el cáncer interno, esa especie de “SIDA social” que nos deja indefensos al destruir todos los lazos interpersonales, tenemos a la familia. Próximamente se va a constituir el Foro Navarro de la Familia, una buena noticia y un nuevo intrumento para coordinar esfuerzos y arrinconar complejos. La familia sí importa. La familia existe. La familia cuenta. Jerónimo Erro