El narcotráfico descarado y el de baja intensidad conviven hace años en Navarra y han crecido en nuestros pueblos -¡ay de nuestros pueblos!- de tal forma que situan a Navarra en cabeza de una triste carrera. Durante el último año casi un 20% de nuestra población ha consumido porros. Y lo peor es que los "pastores" que en teoría pagamos para que se ocupen de luchar y prevenir se han rendido al lobo. El Plan foral de Prevención de Drogas afirma que las drogas en si mismas no crean adicción -pues el que se crea la adicción es "el sujeto"- y que no son "buenas ni malas". Hace años que el Gobierno Foral subvenciona asociaciones como Hegoak y Al-Laket que hacen directamente apología de la droga. Poco nos consuela ver el rostro sonriente del super-delegado del Gobierno en Navarra, Sr. Ripa, haciendo balance de las tonedadas incautadas. Todo el mundo sabe que sólo se incauta una parte de lo que por ahí circula. Es preciso que hagamos algo. Es necesario replantearse la situación. ¿A quién le interesa que el 40% de nuestros jóvenes viva "colocado"?
Jerónimo Erro