Que no. Que no existe el vacío ideológico. Un general que lanza una última arenga a sus muchachos antes de la batalla o un consejero que pretende llevarnos al huerto para que vaciemos con alegría nuestros bolsillos necesitan aferrarse a un discurso profundo, que toque con sus raíces los resortes misteriosos de la voluntad humana. En otros tiempos sería aquello de "Dios lo quiere", o "¡Santiago y cierra, España!". Ahora es Todo por la Patria Constitucional, por la Constitución y el Amejoramiento, y lo políticamente correcto. No creo que sea malo que un gobierno se acuerde de las ideas, aficiones y creencias de su gente… lo peor es que, al más puro estalinista, presuma de querer cambiarlas. No es verdad que los gobiernos del siglo XXI, ni siquiera los de la tecnocracia de UPN, sean fríos y asépticos gestores de la economía común. Esa es la pose y la autoetiqueta con la que se suelen señalar los más sectarios: "yo soy científico". Pero mire Vd. por donde que el gobierno de Navarra también pretende cambiarnos la mentalidad. No lo digo yo, lo dice, por ejemplo, en su web oficial (navarra.es) el Instituto Navarro para la Igualdad (de género) cuando afirma lo siguiente: "… las actividades del Instituto Navarro para la Igualdad que tienen por objetivo contribuir al cambio de mentalidades de mujeres y hombres a través de la sensibilización." Y lo dice también cuando gasta nuestros dineros en cierta demagógica campaña publicitaria del 2012 en que nos muestra un simpático niño marroquí llamado Mohamed con la leyenda "imagina un lugar en el que no importa de dónde vienes sino a dónde vas". Entonces, si no importa de dónde venimos ¿por qué no celebramos el 2011 en vez del 2012?
Jerónimo Erro