CENTRADOS, NO CENTRISTAS Uno, que es más de centro que la esmeralda de Miramamolín, empieza a estar harto de este desequilibrio injusto. Porque a uno le gustaría que esta democracia manoseada fuera perfectamente imparcial. Pero no. No es lo mismo las derechas que las izquierdas. Por lo visto no es igual de malo ser malo diestro que malo siniestro. Uno, que pretende estar centrado sin ser centrista, denuncia tanto a unos como a otros. Porque han hecho de lo que debiera ser un orden civilizado una pendiente resbalosa que sólo lleva a un lado: el izquierdo. Hacen mal los izquierdosos porque utilizan el adjetivo “izquierdista” como si fuera un piropo. Y así se les pasa la vida: autobendiciéndose. Por otra parte, la derecha, hacen mal los otros, que utilizan el adjetivo “derechoso” como si fuera un insulto. Y así se les pasa la vida: autoflagelándose. Propongo que tanto unos como otros se insulten y se piropeen, unos a otros y a sí mismos, con más armonía. Propongo que se reconozca además a las personas de “oscuro pasado fascista” el derecho a cambiar de mano, igual que se concede con honores a los conversos de origen marxista. Propongo que puedan representar a las gentes de derecha personajes diestros de toda la vida para que no tengan que recurrir tan obsesivamente a antiguos o no tan antiguos izquierdistas como el ex-batasuno Jon Juaristi, el ex-grapo Pío Moa, el protestante César Vidal, los ex-comunistas Federico Jiménez Losantos o Josep Piqué, o la socialista Gotzone Mora. Ya se que al decir esto, dentro de esta mentalidad zurdocéntrica que tanto se ha extendido, estoy pareciendo un poco derechoide. Pero qué quieren que les diga si pienso que en esta Navarra querida, además de Victor Manuel Arbeloa, hay más gente con derecho a decir cosas sensatas. Jerónimo Erro