Cariño ¿dónde están los niños?

Decía hace unos días que lo que se palpa en el ambiente es miedo a la muerte, o sea, miedo a la vida. Y que por eso la chapuza racionalista ha querido construir un mundo feliz sin niños no-deseados. Pero de pronto nos damos cuenta de que -independientemente de que sean más o menos deseados- hay pocos niños. Y unos años más tarde los no-deseados resultan ser los abuelos. Y así, con la pesadilla innombrable de un exterminio por compasión en ciernes, se cierra en teoría el estúpido ciclo homicida-suicida a que nos están abocando los ideólogos del mundo feliz relativista. ¿No hubiera sido más sencillo tener un poco más de fe en la naturaleza de las cosas? ¿Apoyar a las familias? ¿Mimar a las madres? ¿Aplaudir el esfuerzo paterno? Si, hubiera sido más sencillo, pero menos «in». Un sistema que marujifica a las madres que deciden especializarse en maternidad, que fomenta las uniones aberrosexuales, que elimina a los nasciturus incómodos, que penaliza la crianza de varios hijos, que rie las gracias a los modelos metrosexuales y a los «singles»… ¿cómo va a hacer el ridículo reconociendo que le hacen falta más familias numerosas para cuadrar las cuentas de la seguridad social? Hasta ahí podíamos llegar. Lo importante es que pase lo que pase triunfe la voluntad del superhombre ¿a que sí? Del hombre-isla egoista, hermafrodita estéril que vive sin más relaciones sociales que algunas virtuales en las que trastea mediante un avatar internetero. Y no se por qué me viene ahora a la memoria aquella presunta polémica teológica que hizo exclamar con escándalo hipócrita a El País: «El papa cierra las puertas del limbo». A lo mejor no es que no exista, sino que está petado de ingenuos.

Jerónimo Erro

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CLAVES EN OPINIÓN

4 respuestas

  1. Chapeau! Ni una madre profesional de la maternidad lo hubiera explicado mejor.

    Hay un cierto rechazo social, desde hace tiempo, hacia las familias «numerosas» tal vez porque a veces no explicamos bien que, lógicamente, lo importante no es el «número» a pesar de la «necesidad» del aumento de la natalidad. Porque todas las familias sabemos que no vale más el primer hijo que el segundo ni que el tercero etc…

    El numero perfecto para algunos es más de cero y menos de dos…. y así nos va… llenitos de numeros primos.

    Pues sí hay que mimar a las madres para que intenten y puedan hacer verdaderas obras de arte con su especialización…. tengan los que tengan. Y hay que proteger a las familias con hijos, prioritariamente en los servicios de bienestar social, porque es la mejor política «social» que podemos hacer. Si dejamos de penalizarlas seguro que podrán tener más hijos y atenderlos mucho mejor.

  2. Es cierta esa crítica ácida de la sociedad actual. Hay varios problemas, el primero que, además de todos los defectos que describe Ud (las vidas enfocadas de la forma más egoísta, al propio placer) hay otros muchos tipos de conducta entre esta y el modelo madre/conejo, abnegada, sacrificada, sin vida personal.

    Mezcla Ud. en el problema de las uniones homosexuales, que no tienen nada que ver (el estado no las fomenta, en todo caso les dará un marco legal discutible). Mezcla la tecnología (que nos permite a todos comunicarnos, pero también permite la aparición de conductas indeseables y enfermedades sociales), y aprovecha para atizarles un poco al metrosexual, que no le ha hecho Ud. nada.

    Antes en Navarra, ya sabe, el mayor quedaba con la casa, y los siguientes, cura, militar, o a estudiar (si se podia). Y el resto, a servir. La mujer con la patica quebrada, a parir (tuviera vocación y condición para ser madre). Hoy podemos elegir. Su hija puede intentar ser lo que quiera, y para ello, el matrimonio y los hijos (bienes deseables, en principio, para la persona) tal vez tengan que ser postergados. Hemos decidido ser, porque sabemos que podemos ser, y si en lugar de cinco hijos tenemos uno o dos, en la treintena, pues así sea.

    Las personas van delante de los modelos, don Jerónimo. Y en el suyo me parece que la mujer tiene un papel social escrito, un destino biológico que arrastra al centro de su personalidad: si puede tener hijos, debe tener hijos. Yo creo que se olvida Ud. en el fondo, de la libertad de las personas- Oiga, y si no hay hijos, llegarán de otro sitio, hombre de poca fe.

    Así ha ocurrido siempre. La humanidad rellena los huecos de población. Donde hay agua, el suelo es fértil y el tiempo es bueno, no faltará humanidad, se lo prometo. Ocurre que no sabemos cómo será, ni qué pensarán esos futuros descendientes que habitarán «nuestro» solar, y pisarán los senderos que anduvimos, o abrirán otros… pero no se preocupe, serán hombres, como Ud y yo.

  3. Jopé Spurgus, piensa un poco sobre cómo se tiene que sentir una persona si te lee y se siente apelada por tu expresión de madre/conejo para referirte a una madre con no se cuantos hijos, cinco, seis, etc.
    Supongo que en aras de la paridad, el padre sería un padre/conejo abnegado, etc, etc.
    Hombre, las conejas paren conejillos de ocho en ocho, pero los humanos normalmente nos reproducimos de uno en uno.
    En fin, no quiero fastidiarte pero esa expresión es un poco despectiva ¿no? Yo creo que tu aportas comentarios mucho más constructivos.
    Desde el cariño y el respeto, cordialmente. PJ

  4. Hola PJ.- pero no nos pongamos tan politicamente correctos. Yo no hablo de una persona en concreto, no tildo a una madre de cinco hijos de madre conejo. Critico el concepto de la mujer exclusivamente como reproductora, o sometida a su condición reproductora, qeu me parece que subyace el la ideologia de la ·Clave». Afirmo que la persona trasciende al sexo que le ha tocado, y que la libertad de la mujer le permite soberanamente elegir en conciencia si tiene hijos o no.Yo tengo dos, y quisiera más. Y soy hermano de cinco, y tengo amigos muy queridos con cuatro.

    Hablo de la madre/conejo como extremo opuesto (y más alejado), y la preciso más:sacrificada, y sin vida personal. Este me parece un extremo indeseable, si «aplasta» a la persona. Estoy hablando de estereotipos, como Jerónino emplea uno (el eterno peter pan, que vive solo para sís, como isla sin relación real con el otro), y le indico que entre los dos cabos posibles, hay infinidad de elecciones medias.

    Que a la gente que vota contra le asusta pensar? Pues lo siento. Pero no he faltado a nadie.

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