Bipartidismo

Con la Transición se hablaba de política, hoy la política se ha convertido en un espectáculo televisivo. Los políticos hoy son los protagonistas y no la política. Prevalece la forma sobre el fondo. Apenas se argumenta.

Los políticos huyen de los problemas de verdad pero quieren estar a todas, querían entender el 15-M sin bajarse del coche oficial, muchos son republicanos y monárquicos a la vez, autonomistas y federalistas… y no es fácil ser todo a la vez.

Quieren mantenerse en el poder a cualquier precio. Hay una descarnada lucha por el poder en todas partes, tanto entre los partidos como en sus luchas internas, donde reina la mediocridad y pocos tienen perfil propio.  Incluso Podemos, nuevo partido, la visualización de sus primeros vicios apuntan por el camino de los instalados.

Las elecciones se plantean más como un referéndum sobre lo que han hecho, que sobre nuevas propuestas.  El grave desprestigio de la política, digamos tradicional, tiene el peligro de arrastrar a la deslegitimación de la democracia misma.

Prácticamente PSOE/PP predican lo mismo, pero difieren en “el tempo” si están en el poder o en la oposición. Han perdido su eficacia política, parece que sólo un desastre electoral les puede hacer cambiar. Podemos tiene el riesgo de ser el bombero pirómano. Necesitamos retomar la ilusión reformista de la Transición, y no enterrarla, la esperanza puede venir de la sensatez del electorado.

En un mundo ideal contar con dos grandes partidos que agrupasen lo esencial de la derecha y de la izquierda parece que sería bueno para que el sistema funcionase. En democracias acrisoladas como EE.UU y en otros países, la cosa funciona más o menos así.

Aquí nos hemos quedamos en lo superficial. Los dos grandes partidos no son demasiado serios ni anteponen los intereses del país a los de sus grupos:

  • No están de acuerdo en Educación, con lo que nuestra debilidad es manifiesta, el sectarismo de la izquierda pesa mucho ¡saben que es un área clave para su futuro! La derecha lleva el lirio en la mano pues no defiende valores claros.
  • En política exterior están de acuerdo a medias, sobre todo desde que el PP se ha pasado a lo políticamente correcto, para sentar el culo en el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero al menos aquí hay puntos de encuentro.
  • Sobre la Unidad de España, hoy no están de acuerdo porque muchos socialistas tienen una empanada de órdago.

No nos alegramos de los líos del PSOE, pero entendemos que Pedro Sánchez necesitaba un golpe sobre la mesa, caso Madrid.

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