Recordar que el 71% de los navarros, queremos que Navarra siga con su actual statu quo frente a sólo el 20% que quiere la integración en el País Vasco. Por eso los nacionalistas esconden en campaña electoral las ikurriñas y proponen una débil cooperación de las cuatro provincias forales, para intentar engañar a incautos. Por mucho que pinten la realidad Navarra coloreada toda de negro, absolutamente cutre, corrupta y caciquil. Mal que les pese Navarra figura entre las regiones españolas con mejor educación; mejor sanidad; menor número de desahucios; nuestra economía tiene una buena valoración según Fich; los navarros nos consideramos entre los españoles más felices; tenemos la menor tasa de paro de España; y Navarra es la que menor pobreza y exclusión soporta.
Las alternativas de los nacionalistas y las izquierdas, siempre consisten en absolutizar unos derechos como si estos garantizasen la felicidad perpetua, al margen de cualquier temporalidad o posibilidad material. Muchas de sus propuestas no son realistas ya que requieren ingentes cantidades de dinero, que no tenemos. Aunque requisásemos el 100% a los que mas ganan, no daría más que para pagar parcialmente sus programas. Confían de manera irracional en todo lo público, olvidando que lo esencial sería garantizar las prestaciones, pero para ellos eso no basta, también es esencial que estas sean gestionadas por funcionarios públicos, aunque su coste sea mucho más elevado. La izquierda así logra pastorear una Administración gigantesca. Hoy también apuestan por un laicismo radical, por un multiculturalismo irracional que les hace abominar de todo lo cristiano, apoyan la doctrina de género y los matrimonios homosexuales. Casi nadie en público se atreve a llevarles la contraria, pero muchos en privado manifiestan que no piensan como ellos. El voto es de lo poco privado que nos queda y quedarse en casa puede ser muy desaconsejable para el futuro de Navarra.
Siempre tendremos que seguir reformando la sociedad, continuamente corregir defectos y errores, incluso pedir perdón por ellos. Una vez solucionados unos problemas aparecen otros nuevos problemas no previstos con antelación. Los que nos apremian a votar ya un cambio de ciclo, como única panacea, nunca lo volverán a tener tan fácil como ahora –por los pecados de los gobernantes-, pero aún así, no las tienen todas consigo de que lo puedan conseguir. Ellos saben que han construido un cuento que no aguanta un análisis riguroso, han mentido, han exagerado, han puesto muchos palos en las ruedas, y aún con todo -donde ellos han gobernado- no han solucionado los problemas que aquí denuncian. Incluso están bastante peor en todos los parámetros de bienestar, muchos españoles desearían tener las prestaciones que disfrutamos aquí, los navarros.