Urge que el Gobierno diseñe una política adecuada para anticiparse a los efectos nocivos de la desaceleración, para que los inversores y empresarios tengan un adecuado clima de confianza, sobre todo en la industria, sector en el que se percibe un peor comportamiento. Por desgracia, los Presupuestos de Sánchez no iban en esta dirección, sino que generaban recelo e incertidumbre en los actores económicos. Hemos perdido un tiempo precioso, debido a las hipotecas derivadas de la moción de censura que llevó a Sánchez a La Moncloa. Esperemos lo que salga de las urnas, pues urge tomar medidas claras y pronto.