No sé por qué no se da un mensaje más claro a la gente en esto de los famosos columbarios para guardar las cenizas de los difuntos incinerados, asunto sobre el que hace unos días el Sr. Arzobispo ha dado unas normas. Por una parte se dan normas de sentido común supongo que para evitar que los pobres difuntos acaben, además de hechos polvo, esparcidos por cualquier paraje. Pero tal como algunos periódicos han dado la noticia parecería incluso que la Iglesia anima y promueve la incineración. Pero no es así. Siempre que habla de este asunto nuestra Madre la Iglesia lo dice bien claro: se sigue aconsejando la costumbre de la sepultura. No parece que sea un tema menor. Al fin y al cabo es para hacerlo sólamente una vez en la vida, ¿no? Por mi parte, ya que me lo aconseja la Institución que más sabe de estas cosas procuraré hacerle caso y cumplir además con la obra de misericordia tal como han enseñado siempre los cristianos durante 2000 años: “enterrar a los muertos”.
