Bien es sabido en el mundo de la política, que el mayor y único gran activo que tiene el socialismo es la capacidad de comunicación y el despliegue de medios, que son maquinaria indispensable para el hurgar en heridas que antaño nos dividieron o como instrumento de divulgación de nuevas cuyo fin ulterior es el de unos cantos de sirena que silencien los verdaderos problemas que nos atañen y preocupan.
Pues bien, en esta carta quiero denunciar la existencia de uno de estos cantos con el que sutilmente han sabido sacudir a la sociedad y no es otro que el de la riqueza del empresario en detrimento del trabajador, definidos según el emblema de los sindicatos durante “su huelga”, como los peor parados de una crisis mundial fruto del caciquismo empresarial.
Esta disyuntiva entre empresario y trabajador subliminalmente introducida y aceptada por la sociedad es totalmente falsa. Para el funcionamiento tanto del modelo social como productivo de España es de vital importancia la convivencia, entendimiento, comprensión y al fin y al cabo simbiosis entre ambas figuras.
Las dos partes han sido las más duramente golpeadas por las políticas de Zapatero. Hay más de 4 millones de parados según las dudosas cuentas del ejecutivo (computan como trabajadores activos aquellos que estén realizando cursillos del Inem), pero también por poner un ejemplo se destruyeron durante el mes de Octubre 624 nuevas empresas. Esto es un drama, pues ese número lleva implícito un mínimo de 624 empresarios y no solo eso, también debemos contar con los trabajadores de esas empresas que se quedarán sin percibir su salario a partir de ahora.
Por tanto creo que no debemos caer en falsas trampas de unas diseñadas diferencias e injusticias sociales para el trabajador que buscan la confrontación social con el empresario y fijarnos en que para salir de la crisis social y económica en la que nos han metido los de siempre debemos dejarnos de resaltar diferencias inexistentes y centrarnos en buscar soluciones beneficiosas para toda la sociedad.