El pasado sábado día 9 estuve de paseo en el centro de Pamplona con mi hija de 9 años aprovechando el buen tiempo. Estuvimos en el Paseo de Sarasate disfrutando de un acto festivo y alegre que era la Fiesta del Comercio Justo. Se hablaba de alegría, de paz, de igualdad y respeto para todos los hombres. Disfrutamos un buen rato mi hija y yo de la música, desfiles y diversas actividades que se realizaron esa tarde.
Fuimos a comprar un helado a la Plaza del Castillo y nos encontramos con la noche de ese magnífico día: la manifestación en contra del TAV por parte de los Batasunos. Una “fiesta” oscura, sin color, con mucho odio y violencia por parte de los asistentes y un mensaje muy claro: terminar con los que están a favor de dicho tren. A esta “fiesta” también acudieron muchos niños con sus padres. Me dio pena ver como se les inculca el odio tan pronto a estos niños.
Una gran diferencia pude enseñarle a mi hija: donde está la vida y donde la muerte. Le pude mostrar claramente la “libertad y democracia” que propugnan estos nacionalistas: LA MUERTE y la “libertad y democracia” que propugnan en el Comercio Justo: LA VIDA.