LIBERTAD NO ES LO MISMO QUE PAZ Estimado Director: La sensatez está en almoneda cuando un día sí y otro también, hay que replicar a la difusión de conceptos como proceso de paz, en referencia a la negociación con Eta. Una voz altamente autorizada como es la del Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, prefiere sustituirlo por «proceso de libertad». No es razonamiento novedoso, pero sí cualificado por su procedencia, institucionalmente y como hermano de víctima. La paz atribuida históricamente a la inacción bélica entre Estados, se encarama hoy en conflictos terroristas de pueblos contra otros Estados. No hay guerra entre el terrorismo apoyado por una ultraizquierda nacionalista vasca y el pueblo español que pone las víctimas. «No hay guerra, sino asesinos y asesinados, víctimas extorsionadas y extorsionadores», confirma el Defensor del Pueblo lo que más de un millón de personas dijeron en las calles de Madrid, y muchos otros desde sus casas. Por supuesto que es preferible hablar de proceso de libertad, pero no existen indicios de que éste sea el epílogo del desarrollo de esta trama negociadora. La libertad no se da, se conquista día a día. La libertad debe estar siempre vigilante y suele ser condicional. La paz no significa libertad, la paz es sinónimo de no agresión entre Estados, para favorecer internamente el desarrollo de los individuos que estos acogen. La libertad puede no existir aunque no se vislumbre violencia externa. Libertad de expresión, religiosa y de credo o culto, de prensa, de derecho, individuales y después colectivas, libertad de espíritu, son clases de libertad que permiten el desarrollo de los individuos. Se deje de matar o no (y es obligatorio que no se vuelva repetir) la libertad se garantiza de otra forma. No hay proceso de libertad en el País Vasco cuando no existen personas que en la calle hablen libremente de los problemas colectivos que les aquejan. ¿Hay libertad cuando un ciudadano anónimo no puede en la vía pública hablar sin miedo de sentirse español, cuando la ultraizquierda no admite la libertad de expresión de las personas anónimas, cuando las instituciones son intervencionistas y coartan la libertad de no comulgar con el nacionalismo?. Tiene razón Enrique Múgica en que se debería hablar de proceso de libertad, pero lamentablemente ese fenómeno con las pautas actuales, queda aún lejos. José Carlos Navarro Muñoz