El Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad aprovechó el sexto aniversario de la ley contra la violencia de género para realizar su enésimo ejercicio de impotencia, disfrazado de demagogia, ante una lacra que sigue dejando un reguero de sangre en la sociedad española. Las nuevas medidas y las sesudas reflexiones sobre la “casuística” de esta amenaza -recientemente prometidas por Leire Pajín- no hacen sino documentar las carencias de una ley viciada de origen por su naturaleza ideológica y alimentada de forma recurrente con mensajes que sólo consiguen poner de manifiesto su artificiosa, forzada y estéril redacción.