Conste como premisa y antes de que alguno monte en cólera, que no me parece ni medio bien, que los condenados en un proceso judicial, lo sean también el aita y el ama, considero que en la mayoría de los casos, sufren sabiendo el mal que ha podido ocasionar su hijo, y lamentan los daños que ha generado en su condicionamiento paramilitar. Pero no podemos olvidar que es su hijo y como instinto natural, obliga a la defensa materna de aquel que nace de sus entrañas. Por tanto, habría más que hablar de dispersión y alejamiento, que igual ocasiona más daño, más condena en quienes no tienen más culpa, que ser ama y aita de un condenado. Ahora bien, estos padres, tiene que ver claro que otros muchos padres y madres, han visto sesgada la vida de sus hijos, a manos de unos asesinos, y que si bien estos asesinos pueden ser sujetos a políticas de alejamiento de presos, de dispersión, etc., los difuntos, que no eligieron en libertad, no pueden en momento alguno más que acercarse a Dios. Dicho esto, pregunto al Gobierno Vasco, ¿también va a dar ayudas a las madres y padres de aquellos a quienes les fue arrebatado el bien más preciado, la vida, para que acudan al cementerio, o para que engalanen las lápidas?. Y digo esto porque van a ser del orden de 600 euros por familia las ayudas a desplazamientos que van a poder recibir los familiares de los asesinos, que no los asesinados, que más quisieran que poder ver a sus hijos con vida.