Ruina económica, alianzas con quienes pretenden destruir el Estado y confrontación guerra civilista: ese es el legado zapateril, lo que ha caracterizado al Gobierno en los últimos tiempos.
Aparte de sus decisiones económicas, las de Rodríguez Zapatero, que en gran medida sumieron España en la ruina, otro gran fracaso zapaterista fue su abrazo de hierro con los grupos más radicales del país para sumar votos y adueñarse de todas las instancias de poder.
Mientras, Jesús Eguiguren, presidente de los socialistas vascos, le proponía a Batasuna, la rama política de ETA, que rechazara la violencia, y que así gobernaría Euskadi con el PSV-PSOE, como en Galicia se hacía con el BNG, y en Cataluña con ERC.
Sin duda es una forma de obtener poder egoísta, populista y cortoplacista propia de Zapatero, finalmente perdidas en Galicia y en Cataluña, como lo describen hasta los americanos en WikiLeaks, ha corrompido moralmente un partido renacido sin hipotecas que cobrar ni pagar en los 1970, y que él devolvió a la Guerra Civil con sus extemporáneas memorias históricas.
Ruina económica, alianzas con quienes pretenden destruir el Estado y confrontación guerra civilista: ese es el legado zapateril.