Nunca he pagado las multas. Las recurro, recurro y recurro hasta que las pierdo y acaban embargándome las cuentas o la declaración de la renta. A pesar del recargo por pagar tarde, siempre pienso que puede ocurrir algo con el funcionario que tramita la multa, que se traspapele, que lean mal el recurso y me den la razón, que se olvide, que se borre el disco duro donde las guardan, que… Pero nada, no ha habido suerte.
Ahora resulta que por la baja de una funcionaria, un impresentable estaba suelto y mata a una niña en Huelva.
Oiga mire, que no. ¿Porqué tanta eficacia con lo que es de recaudar y tan poca con lo que no lo es? Además, yo pago con mis impuestos al que me persigue recaudatoriamente hablando y al que debe hacer que se cumplan las penas… Y les pago a los dos, así que les puedo exigir a los dos. Que es que les pago con mis impuestos. Que no viven del aire ni de las ONGs.
Ya es hora de que rueden cabezas en nuestra lenta e intocable Administración…