Ante estas pasadas elecciones, con el telón de fondo de la ruptura UPN-PPN, los votantes de la antigua coalición no hemos tenido demasiadas dudas. Primero porque no había mucho más donde elegir, y segundo, porque ha habido un posicionamiento bastante evidente-no hay más ciego que el que no quiere ver-de la Presidenta de UPN, Yolanda Barcina, que representa el presente y el futuro del partido, a favor de otorgar el voto al PP. Sólo le faltaba llevar una pegatina en la frente o enseñar su papeleta cuando fue a votar.
Pero el líder del PP ha manifestado sentirse “decepcionado” por la falta de apoyo de UPN-lo que incluye a sus votantes-, y con estas declaraciones ha tenido una clara falta de inteligencia hiriendo la sensibilidad de mucha gente.
Tiene que saber don Mariano que entre esos miles de votos tiene usted, no sé si decir muchos, algunos, varios – los que sean-, votos “prestados”, entre ellos el mío, que han contribuido a la victoria de las elecciones europeas. Y se lo hemos prestado con ilusión y cariño, y también con la esperanza puesta en una nueva coalición que beneficiaría a la sociedad navarra, como ha venido haciéndolo hasta la desafortunada ruptura. Pero después de su visita he tenido la extraña sensación –nunca antes lo había sentido así y es muy poco agradable- de que esta victoria no era tanto “nuestra” como “suya”.
Me parece don Mariano que, en Navarra, ha arremetido más contra su hermano que contra su enemigo.