estacada a sus compañeros de camino, dimitir puede suponer en
ocasiones doblegar la voluntad, a algo que no se comparte.
La coherencia mantenida resulta en ocasiones una labor difícil
sostener en el tiempo, siempre existen intereses capaces de atentar
contra la coherencia, y cuidado que no siempre son malos, pero la
teoría de que “el fin justifica los medios” fue tachada de déspota, y
la verdad, es que no está nada bien vista.
Es a Nicolás Maquiavelo calificado del historiador político más
calculador, a quien se le atribuye pensamiento, tan magno para unos y
degradante para otros, no tenía más objetivos que una soberanía fuerte
ante los peligros e inestabilidades de su época. La máxima “el fin
justifica los medios” es atribuida a su conocido carácter como
déspota, frío y amoral.
Según esta premisa, un gobernante, un director general, un “político”
debería utilizar todos los medios disponibles a su alcance, sin
limitarse por la moral o la ética, con el objetivo de conseguir una
meta que lo merezca.
Es lo que está pasando en nuestra sociedad actual, y en la clase
política gobernante, más, y aunque no gobierne ahora, es igual.
Lo más grave es no tener fin definido, cuando entonces son convertidos
los medios hasta lícitos ética y moralmente.
De una manera u otra la persona pierde, pierde el ciudadano, pierde la
incoherencia y “el todo vale”, con tal de …