¿Quieren oír una verdad incómoda? Pues bien, ahí va una: todo lo que se está diciendo sobre el cambio climático no es una teoría científica, sino una teoría política. Puede ser que haya científicos progres que la apoyen, pero en su calidad de progres más que en su calidad de científicos. Y es que la teoría del cambio climático no sólo es una teoría científica sino, cómo no, una teoría política y progre. Como toda teoría, se trata de una especulación sujeta a debate, y no puede dejar de llamar nuestra atención (siendo, como somos, gente informada) que los defensores del advenimiento súbito de un cambio climático catastrófico (o climacondríacos) son, indefectiblemente, gente “de progreso”. Los escépticos, por el contrario, son siempre gente de perfil conservador. Gente, por cierto, que no aparece en los medios progres, o que es descalificada como científica por su condición de no-progre. Si alguien sale por la tele hablando del cambio climático, ya puedes adivinar con un elevado grado de probabilidad lo que piensa también sobre el aborto, la globalización y la guerra de Iraq. Lo cual confirma que no estamos ante una tesis científica, sino ante una tesis política; en caso contrario, los partidarios y detractores de una u otra tesis no tendrían un perfil político común. Otra característica de los predicadores de esta teoría apocalíptica es que, como todos los profetas del apocalipsis inminente, venden la salvación a cambio de la conversión. Aún no estamos totalmente perdidos, aún es posible salvarnos. Siempre que, naturalmente, el poder sea ocupado por los profetas del apocalipsis para que puedan tomar las medidas pertinentes. Una vez en el poder, cuando por supuesto no se produzca el tan cacareado apocalipsis, la interpretación inequívoca será que no se produjo gracias a ellos. Y es que el concepto de “cambio climático”, ya es en sí mismo una aberración científica. ¿Acaso ha habido algún momento en la historia del planeta en el que el clima haya dejado de cambiar? La idea de que la temperatura del planeta es incorrecta, nos pone por otra parte ante la pregunta inevitable: ¿y cuál es la temperatura correcta? ¿Hay una temperatura correcta para el planeta? ¿Cuál es y por qué? ¿Quién la determina y dónde? Les voy a dar mi idea de lo que realmente sería una catástrofe climática: construir una máquina para subir o bajar la temperatura del planeta a voluntad y dejarla en manos de los progres. Es por eso que, en mi opinión, no estamos hablando de cambio climático sino de control climático. No tienen bastante con controlar lo que la gente tiene que hacer, que ahora quieren controlar hasta el clima. Fíjense que la idea de controlar el clima subyace sobre toda la teoría de combatir el cambio climático. Naturalmente el cambio climático sólo puede controlarse teniendo el control político, y ahora ya sí que estamos en el corazón mismo de la teoría. Por eso el gobierno de Navarra se sube ahora al carro progre del “cambio climático” ( tras este verano, observarán ustedes que los medios evitan cuidadosamente hablar de “calentamiento global”). UPN/CDN no ven ni en pintura un cambio climático catastrófico asomando por la Sierra del Perdón, pero ven a la legua que no subirse al carro es impopular, y se suben. No quieren quedarse fuera del negocio de la salvación. Control político.