La cutre BCNSoy un humilde elaborador de un producto alimentario en la Ribera Navarra, como había quedado con un posible distribuidor regional en Barcelona, hice planes para ir a Barcelona, en acrónimo BCN, como lo escriben los modernos.El Hotel al que suelo ir cuesta la habitación 100 € la noche, y ahora me pidieron 300 €. No están los tiempos para capulladas y decidí ir a dormir la noche anterior a Zaragoza a casa de mi hermana, y de allí madrugar para estar temprano en BCN, y hacer el par de citas que teníamos programadas, y así madrugando nos ahorramos una pasta, y a la noche nos volvimos a casa.A las 6 arriba, a las 7 menos cuarto en marcha, y a toda pastilla, cogemos la autopista. Hace tiempo que no pasaba, y vimos que han retirado varios peajes, y pagamos en el último, eso sí, 30 € del ala. Pero ¡que importa! no la cogemos habitualmente, y no felicitamos por el buen viaje, tomamos la Ronda Litoral, e hicimos caso a las exageradas limitaciones de velocidad que implantó un concejal de IU del Ayuntamiento de BCN, pero ¡por fin! cuando estábamos ya a un kilómetro de la FIRA (en ningún sitio pone Feria) ¡vale se entiende! nos encontramos con un tapón que tardamos casi una hora en recorrer, por ningún lado vimos a algún municipal de la Guardia Urbana, que ayudase a descongestionar semejante tapón, para que accediésemos a la tierra prometida, Alimentaria 2014.Las colas para sacar las entradas las dirigían unos azafatos que te parlaban en catalán, por fin estábamos en la cola buena, la de visitantes, y estuvimos así unos minutos esperando, nos hicieron pasar en numeroso tropel al vestíbulo. Allí nos pusimos en la cola de pago en cash, parecía que no se movía nada y entablamos conversación con los de atrás, unos visitantes guipuzcoanos, y de pronto me sorprende un hombre de unos 60 años, que se me acerca y espeta “que si quiero me pasa, sin hacer cola y por la mitad de coste” me sorprendió tanto que se lo hice repetir. Allí me enteré de sopetón que la entrada para un día, costaba 60 € ¡viva la crisis! En 2 segundos hice la reflexión que entrar menos tiempo, y ahorrarnos no sólo el IVA, sino 60 euracos, entre los dos no tenía duda. Le dimos el ok, a mi acompañante le entrego una invitación, y yo le acompañe. Pasamos el control, al exhibir dos pases.Una vez dentro y a distancia de las miradas de los azafatos, le dimos las perras, nos costó la mitad y nos dio la explicación. Era un minero prejubilado, que todavía le faltan dos años para cobrar la jubilación y aprovecha la Alimentaria para complementarse el sueldo.¡Nos quedamos con el corazón confortado por nuestra buena acción! Recordamos que en las Ferias en Alemania a nadie profesional le supone ningún coste acceder a una Feria, y es que aquí la “pela es la pela” y al parecer no tienen nada de parné.Nos adentramos a nuestros quehaceres y a las tres horas, no topamos con la pareja de guipuzcoanos, les saludamos y nos comentaron que después de esperar casi una hora, terminaron por aceptar la oferta del prejubilado y entrar por el sistema rápido y a mitad de coste.Para colofón cuando recogimos el coche del parking, por cinco horas nos cobraron, 18 €. Salimos corriendo camino de vuelta.Qué artículo hubiese escrito Luís Carandell, aquél barcelonés ilustre en su columna de Celtiberia Show. Recordamos a la vuelta, la diferencia con la pasada Feria del Gourmet en el Juan Carlos I de Madrid, donde todo fue más fácil, más rápido y más asequible.