A veces la vida se nos muestra bajo una perspectiva absolutamente novedosa, en su desgracia. Son trascendentales sucesos, por lo general de segundos, que levantan una opaca ventana en nuestro cerebro; tras la cual se esconde algo que, hasta entonces, permaneció oculto, a nuestro juicioso entendimiento y observación.
Es, pasadas estas contadas y traumáticas ocasiones -que nos alejan un poco de nuestra seguridad habitual-, cuando más profundamente reflexionamos sobre nuestro papel en este mundo. Y aprendemos, con positivismo, a relatibilizar todo aquello que, antes del suceso, nos parecía muy importante.
La verdad, es que esto casi siempre nos resulta algo traumático. Además, la capacidad de reacción nunca nos parece la adecuada –a toro pasado-; pues estas imprevistas situaciones, las más de las veces, saltan y pasan como un viento frío y rápido – No da tiempo para nada. Esto, también, nos deja un inmisericorde sentimiento de frustración – no haber hecho lo correcto.
Las más frecuentes, son aquellas que tienen que ver con la muerte y todo lo que en su entorno gira. Pero hay otras muchas variadas situaciones y no necesariamente tan lapidarias: Accidentes, enfermedades, despidos del trabajo, pérdida de un juicio, embargo del hogar, un desengaño amoroso, un suspenso en una preparada oposición, negar ayuda aun semejante, ser insolidarios – a veces, por simple omisión-, etc.…
Ahora, con esta “crisis financiera y de feliz consumo” se muestran con muchísima más crueldad y frecuencia ante todos nosotros, demostrándonos que no somos nada más que unos pobres ciudadanos sin formación ante la infelicidad.
Dice Eduardo Punset, extraordinario periodista e investigador científico y social -y gran gurú, estudioso de la vida humana, añado yo-; que “la felicidad es la ausencia de miedo”; y que la belleza es también una ausencia, en este caso, “la ausencia del dolor”. Esto que puede parecer excesivamente simplista responde, sin embargo, a un largo y pormenorizado análisis de las causas, primeras y ultimas, de estos sentimientos y apreciaciones tan importantes en la vida de los humanos.
Reconozco que siempre han sido necesarios los gurús, en nuestras sociedades. Porque los gurús llaman nuestra atención sobre estos aspectos de nuestra vida, a los que nosotros mantenemos alejados en un forzado ostracismo, casi total. Y nos preparan, por ende, a su enfrentamiento futuro con entereza y frialdad –sin temor.
Pero aquellos gurús que un día hubo, piden sacrificios personales y, claro, se les han quedado los templos semivacíos; y los nuevos, después de habernos decepcionado a todos, cuentan ya con pocos adeptos –Sres políticos. Los ancianos, que ejercían también, notablemente y muy a menudo, con estas labores en las familias y, sobretodo, con los niños; están casi todos en los geriátricos –maldito invento. Los mismos niños, que deberían de ser futuros aprendices, muchos, ya han sido muertos, antes ni siquiera de que hayan tenido la oportunidad de nacer –en un indigerible millón el pasado año.
Y así es como impera la desesperanza y lo “cutre” -miedo al devenir y dolor por lo mal hecho- , en esta sociedad. ¿Tal vez, además de todo, será por que permanecemos huérfanos y sin maestros? ¿O, a lo mejor, es por que nos estamos quedando sin alumnos…? …No se, no se; tal vez todo sea relativo… ¿O no?
-Respecto a usted, comprensivo y paciente lector: Si le parece que todo no es relativo; puede acompañarnos en la manifestación silenciosa “Por la vida”, frente al parlamento de Navarra el próximo día 31 de Octubre, Lunes, a las 20.30H –Paseo Sarasate. Manifestación que celebramos, todos los últimos días de cada mes, a la misma hora, desde hace años -llueva o truene-, muchos de los que amamos la vida humana. Queda usted, pues, formalmente invitado. Todo, si cree que la opción por la vida, de un niño nonato, no es relativa.