No corren buenos tiempos para la izquierda en el conjunto del planeta. Ayer martes, la derecha se hizo con la victoria en la icónica región canadiense de Quebec. Con el recuento casi conluido, la derecha de la Coalition Avenir du Quebec (CAQ) fue la fuerza más votada con un 38,5% de los votos, seguida del Partido Liberal de Quebec (PLQ), hasta ahora mayoritario, que sólo obtiene el 24,7% de los votos. Por detrás de estas dos formaciones, los nacionalistas del Partido Quebequés (PQ) se quedan en el 17,65% de los votos y la ultraizquierdista y nacionalista Quebec Solidaire (QS) con el 15 %.
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Como mínimo hay cuatro observaciones que no pueden dejar de subrayarse a la luz de los resultados en Québec:
1-La derecha sigue ganando posiciones a escala global.
2-Es la primera vez en décadas que en Quebec no ganan ni los nacionalistas ni los unionistas liberales de izquierda.
3-El partido ganador, la CAQ, ha ganado con un discurso a favor del control de fronteras que ha desplazado del debate al separatismo.
4-Los separatistas sólo consiguen el 32% de los votos.
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Quebec, Cataluña, Tabarnia
Tras dos referendos un tanto confusos y psicodélicos, en 1980 y 1995, se presentó a la Corte Suprema de Canadá (el equivalente al Tribunal Constitucional español) una consulta sobre los términos en que se podría resolver un referéndum sobre la secesión. La respuesta de la Corte Suprema, que desembocó en la llamada Ley de Claridad, vino a determinar 3 cosas que de un modo u otro han marcado el declive del separatismo en Quebec.
1-Quebec no tiene en rigor derecho a la autodeterminación. El gobierno de Canadá, por tanto, en todo caso puede ser sensible a la existencia de una mayoría nacionalista reclamando la independencia de una región por un principio democrático, pero no porque Quebec tenga derecho a la autodeterminación como si fuera una colonia de Canadá.
2-Para medir la magnitud de esa reclamación de independencia haría falta una mayoría reforzada y, de todos modos, esa mayoría tampoco implicaría una independencia automática unilateral sino la apertura de un proceso de negociación dentro de la Constitución. Una constitución que además, a diferencia de la española, no establece la indivisibilidad de la nación. El equivalente en España supondría una consulta a toda la nación.
3-Si Canadá es divisible en virtud de un principio democrático, Quebec también lo es.
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Resulta difícil determinar hasta qué punto el declive del nacionalismo quebequés comenzó con la sentencia de la Corte Suprema y la consiguiente Ley de Claridad o si este declive responde más bien a un cansancio natural, generado por la frustración de un constante debate esencialista y la fuga masiva de empresas de Quebec, que a semejanza de Cataluña también allí tuvo lugar dando lugar a una progresiva pérdida apreciable de PIB, de población y por consiguiente a un lento pero imparable languidecimiento de la región, que seguramente es a lo que está siendo abocada Cataluña en la actual situación.
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