Este domingo día 13 de octubre, un día después de la celebración del Día de la Hispanidad por nuestros lares, los ciudadanos polacos fueron llamados a las urnas, para renovar la composición de sus cámaras parlamentarias (tienen un sistema bicameral, igual que aquí en España, aunque allí haya listas abiertas para la Cámara Baja y circunscripciones uninominales para la Alta).
Estos comicios no solo resultaban interesantes para la masa conservadora occidental que pone sus ojos en este país eslavo y aquellos interesados en lo que acontece en el mismo, sino también para el entramado del establishment progre-socialdemócrata europeo, alineado a la masonería y a los criterios del dizque «filántropo» George Soros.
Un gobierno de centro-izquierda habría sido clave para los planes de expansión del marxismo cultural y la absoluta toma del país por parte de la soviética eurocracia, para aplastar a la mayoría social católica y desarrollar proyectos legislativos orientados a la destrucción de la familia natural, la exposición a un riesgo de islamización y la desprotección absoluta del no nacido.
No obstante, el panorama post-electoral no va a acabar siendo tan ideal, en contraposición con lo que deseaban, que no con lo que, a la vista de los acontecimientos del último semestre, parecía estar más que cantado. Daremos más explicaciones a estos respectos a lo largo del presente artículo, respondiendo a cuestiones clave.
El bloque «progre» simplemente se fragmenta
El partido de gobierno, el nacionalista y estatista Ley y Justicia (PiS) supera el cuarenta por ciento del voto escrutado, mientras que la coalición Confederación (compuesta por los nacionalistas del Movimiento Nacional y los monárquicos, conservatarians y paleolibertarios de Libertad, la agrupación más bien conocida por Korwin-Mikke) supera el umbral mínimo de representación, con más de una decena de diputados.
Con estos resultados, Jaroslaw Kaczynski (presidente de facto en Polonia, ya que ejerce un férreo poder sobre el partido, de modo que el Primer Ministro Morawiecki es un mero títere suyo) saldría considerablemente reforzado, con algo mayor de representación para la mayoría social polaca y el futuro panorama juvenil, gracias a la Confederación.
Ahora bien, ¿qué ha ocurrido con la oposición parlamentaria compuesta por progres, liberales, socialistas y eurófilos? Pese a ir en coalición en esta ocasión, los socios del PP y C’s habrían obtenido casi una decena de escaños menos con respecto a lo que la Plataforma Cívica obtuvo por sí sola hace unos cuatro años.
Esa caída de votos ha sido lo que ha propiciado (pese a no tener un electorado, sociológicamente hablando, de derechas, tal y como ocurre aquí con PP y C’s) la entrada en el Sejm de la «Coalición Izquierdista», que compuesta por el post-comunista y socialista SLD, el fenómeno homosexualista de Biedron y el PODEMOS polaco, no ha conseguido nada notorio con respecto al SLD y RAZEM por sí solos en 2015.
¿Qué ha hecho al PiS preservar su mayoría absoluta?
La burocracia y la presión fiscal no dejan de ser un problema en Polonia, aunque no se llegue a los niveles de España y Grecia (por algo no hay tanta libertad económica como en Texas). No obstante, hay empresas que consideran la ubicación geográfica polaca bastante satisfactoria, por lo que no es de sorprender que pueda haber algo de verdad en los datos que señalen cierto crecimiento económico.
De hecho, en 2017 y 2018 no estaba muy claro que pudiera repetirse esa mayoría absoluta, por razones como la limitación de los horarios comerciales y cierto desgaste, aparte del hecho de que no pocos pro-vida, como parte de la mayoría social católica polaca, se sienten traicionados por el gobierno en esta materia.
No obstante, la amenaza que supone la promoción del totalitarismo de género en consistorios como el de Varsovia (entre otros) no solo ha movilizado masivamente a la sociedad polaca, sino que ha fomentado cierto impulso electoral del partido gobernante… al que también consideran muchos como «voto útil».
Hay quienes, pese a no estar de acuerdo con el euroescepticismo soft, los bloqueos a las reformas legislativas que refuerzan la protección del no nacido y el intervencionismo económico, creen que el PiS es una opción de voto «provechosa» para evitar que ganen los «marxistas culturales» (y es que el plano partidista pro libertatem no goza de la misma solidez que el potente tejido asociativo de la sociedad).
Por lo tanto, dado que el partido de gobierno se opone a la promoción del matrimonio entre personas del mismo sexo y de teorías de adoctrinamiento en base a la ideología de género (pese a no desear romper con el Convenio de Estambul), más de uno ha considerado oportuno avalarle en pro de la familia natural y la antropología cristiana.
¿Qué deben de tener en cuenta los polacos a partir de ahora?
Convendría confiar en que la facción libertaria de Confederación desempeñará una buena labor en contra del estatismo y de la cultura de la muerte. A su vez, se anima a todas las asociaciones componentes de la sociedad a librar contrarrevolución contra la izquierda y presionando cuando corresponda a esa derecha que bebe de males de la Revolución Francesa.
2 respuestas
Esto es la cosa más disparatada que he leído jamás en este confidencial. Lamentable.
Eso es, Obabatarra, porque todavía no ha leído Vd. ni la Ley de Memoria Histórica, ni la Ley de Violencia doméstica, ni el Scolae.