Un terrible incendio ha llenado el aire de Pamplona de olor a chamusquina. El origen de este fuego ha tenido lugar en un sitio tan significativo como el edificio de la comisaría central de la Policía Municipal de Pamplona. Hasta ayer se trataba de un edificio ejemplar por su sostenibilidad, ya que el tejado se encontraba cubierto de placas solares destinadas a ofrecer energía verde al centro de comando de la Policía Municipal. El problema es que todo apunta a que el origen del incendio se encuentra precisamente en los mecanismos de esas placas, a que las placas produjeron un efecto paraguas contra el agua lanzada por los bomberos dificultando la extinción, y a que entre una cosa y otra y por culpa de la cubierta de madera que se empleó para sujetar las placas, el incendio se ha prolongado durante horas y horas llenando de CO2 y otras partículas contaminantes y de efecto invernadero la atmósfera de Pamplona, por lo demás bastante fresquita para estas alturas del año pese al cambio climático y el calentamiento global.
Interesa por tanto que se esclarezcan cuanto antes las causas de este incendio y los riesgos asociados a la colación de estas placas fotovoltaicas en los tejados. ¿Se esta incentivando y popularizando algo que puede ser peligroso? ¿Cuál es el riesgo de este tipo de instalaciones? ¿Los conoce la gente que instala este tipo de placas sobre su cabeza? Afortunadamente para la Policía Municipal, una tranquilizadora capa de hormigón separaba la azotea del resto del edificio.
Cabe recordar las campañas en contra que suscitaron durante muchos años las antenas de telefonía móvil que se colocaban en los tejados, acompañadas a menudo de una importante contraprestación económica de las empresas telefónicas a los vecinos. Muchas personas que en nombre de la ecosostenibilidad renegaban de esas antenas y advertían de sus peligros reales o imaginarios, seguramente y en nombre de la ecosostenibilidad han abrazado sin reservas y sin temores la colocación de placas solares en sus tejados. Algunos riesgos existen sin embargo con respecto a las instalaciones fotovoltaicas o las baterías de litio. Sirvan como ejemplo las restricciones que se están debatiendo y extendiendo para por ejemplo poder transportar coches eléctricos en ferry o para poder aparcar coches eléctricos en garajes subterráneos. No por nada, sino por los accidentes y las incidencias que ya se están produciendo. A lo mejor esto no implica una descalificación general pero sí un aviso de que todas las nuevas tecnologías tiene contrapartidas y traen consigue, aparte de nuevas ventajas, nuevos posibles riesgos.