Para aniversarios siniestros el del aborto, que justo mañana cumple 40 años en España. El saldo de esta maravillosa ley es de millones de vidas inocentes sacrificadas. Por supuesto el problema es mundial, pero no está nada mal nuestra tasa de aportación al horror. Si el niño es indeseado no es humano, podríamos resumir la teoría del aborto. Y con esta premisa tatuada en la frente pretendemos ser una sociedad solidaria y progresista. Si por el contrario somos una sociedad decadente es porque lo que prevalece es la realidad y no las premisas. El aborto no es el reconocimiento del derecho a la mujer a ser madre. Cuando una mujer aborta ya es tarde para no ser madre. Lo que se decide al abortar es matar al niño. El aborto no reconoce el derecho a la mujer a decidir sobre su cuerpo, porque el cuerpo del niño está dentro de la madre pero no es la madre, o habría que considerar a una mujer embarazada como una humana con cuatro piernas y dos cabezas. La mujer que aborta no decide sobre su cuerpo porque el aborto no es suicidio, es asesinato, o como queramos llamar a matar al niño, como si lo llamamor amoricidio. Por supuesto la mitad de las abortadas estadísticamente son niñas, con lo que el aborto como avance en los derechos de la mujer es una filfa. Lo menos malo del aborto tampoco es otorgarle al estado el poder de establecer un plazo arbitrario dentro del cual la vida de los humanos es eliminable: 14 semanas, 21 semanas, 17 semanas, 24 semanas… la vida humana comienza por lo visto en una semana distinta en España que en Suecia u Holanda. Es todo un sinsentido macabro, pero precisamente por eso no cabe plantearse dudas al respecto. Si decidiéramos reconocer el derecho a heredar sólo a los negros pensaríamos que es un privilegio, pero si les reconociéramos el derecho a abortar sólo a los negros pensaríamos que es racismo y genocidio. ¿En qué momento algo malo se ha convertido en algo bueno y un derecho sólo por generalizarlo? No tiene sentido pero no piensen sobre ello, es machismo y discurso de odio. Un fiscal nos está mirando.
