Terminando la campaña de la renta de este año, Institución Futuro invita a examinar los resultados del Instituto de Estudios Económicos (IEE) respecto al Índice de Competitividad Fiscal por CCAA. Madrid y País Vasco lideran el ranking en 2024 mientras que Navarra se encuentra en la posición 12 de 17. Es decir, que si un inversor -como es lógico- valora el marco fiscal a la hora de establecer un negocio, hay 11 comunidades en las que pensaría antes de venir a Navarra. Si pese a todo tiene alguna duda, sólo falta que escuche una intervención de Alzórriz para que se vaya volando con su dinero hasta Pernambuco.
¿Puede ser peor? Pues claro que puede ser peor, con un gobierno de “progreso” y antiempresa en Navarra y otro en el gobierno de España. Si nos vamos al Índice de Competitividad Fiscal internacional, asimismo elaborado por el IEE, España ocupaba el puesto 33 de 38. O sea, que para venir un inversor a España tendría antes 32 opciones mejores, y si de todos modos por casualidad viene a España, dentro de España resulta que Navarra es la 12 de 17. Combinando estos dos factores aquí no hay quien venga. Cuando llegue la próxima crisis y empiecen a bajar persianas, nadie va a venir después aquí a levantarlas. Mientras llega esa crisis, a lo más que podemos aspirar durante un tiempo es a seguir estancados en una complacencia ilusoria.
El presente es decepcionante, las expectativas si nada cambia son terroríficas, pero lo más lamentable de todo es que nos estamos ahorcando con nuestra propia cuerda. El Fuero es un instrumento que nos podría estar sirviendo para colocarnos en los primeros puestos, para ser la comunidad española más atractiva de cara a todos los inversores internos y externos. Estamos utilizando sin embargo ese instrumento para atarnos uno con otro los cordones de los zapatos. Naturalmente el mismo nacionalismo vasco que con el socialismo coloca a la CAV en los puestos más competitivos de España, en Navarra nos sitúa en la cola de un pelotón que además está descolgado de los corredores en cabeza de la carrera. Porque efectivamente, estamos en una carrera.
La menos triste de esta situación no es que podríamos estar viviendo una realidad totalmente distinta y mejor a la actual. Llevamos desde 2007 estancados en términos de renta y empleo. A veces hemos estado peor o mucho peor, pero no hemos estado mejor que en 2007 en los últimos 18 años. Si en 18 años no hemos recuperado los niveles perdidos no es por falta de tiempo sino porque las políticas aplicadas no permiten recuperar aquel nivel de riqueza. Hemos perdido casi dos décadas. ¿Qué quedará de Navarra dentro de otras dos décadas insistiendo por este camino? ¿Dónde podríamos haber llegado siguiendo por otro camino? ¿Dónde podríamos llegar todavía volviendo al camino correcto?
